Cuidar de la salud mental de los dominicanos es imprescindible ante una situación de crisis que vive el país por la llegada de la enfermedad del coronavirus. El coronavirus está entre nosotros. Ya hay víctimas. También hay muchas personas que están sufriendo problemas emocionales serios. Hay mucha preocupación e incertidumbre. ¡El país se encuentra en una franca situación de emergencia psicológica!
Desgraciadamente, pareciera que aquí poco se está haciendo al respecto. Hay que tomar conciencia de que entre las consecuencias físicas que este virus genera en el cuerpo humano y las consecuencias económicas y políticas hay otro tipo de consecuencias que también hay que tener en cuenta: los efectos psicológicos del coronavirus, tanto al nivel del comportamiento del individuo como a nivel del comportamiento colectivo y social.
En momentos en que el país está “patas arriba” debido a la propagación de la enfermedad del coronavirus, COVID-19, hay que poner la mirada en las consecuencias psicológicas derivadas de la enfermedad. Y hay que hacerlo con carácter de urgencia. En este sentido, al esfuerzo del Ministerio de Salud se debe integrar necesariamente la participación del Colegio Dominicano de Psicólogos.
Ahora más que nunca el papel de los psicólogos dominicanos se convierte en fundamental para ofrecer ayuda y dar herramientas para gestionar emocionalmente una crisis sin precedentes en nuestro país y a nivel mundial. El objetivo es dar herramientas para gestionar emocionalmente una crisis sin precedentes y que tiene la ansiedad, la angustia, el miedo y la incertidumbre como ingredientes principales.
Hay que prevenir el pánico colectivo que puede generarse en situaciones de crisis como la que estamos viviendo por el coronavirus. Ante situaciones como éstas, las personas que son más susceptibles a desarrollar ataques de pánico son aquellas con un perfil obsesivo, generalmente los somatizadores o los hipocondríacos. Personas mayores. Personas con una enfermedad respiratoria previa como neumonía o asma porque piensa que pueden morir a razón del COVID-19 que arropa al país.
La psicóloga española Maribí Pereira comenta que, “en estos dos últimos grupos, la preocupación puede venir dada en muchos casos por el riesgo que sienten de morir, debido a que las noticias señalan que las personas que están muriendo por el Coronavirus son o bien personas de edad avanzada, o bien personas que tienen las defensas muy comprometidas, es decir, que están inmunodeprimidos”.
También se pueden ver agravados trastornos emocionales como la ansiedad, la claustrofobia o el trastorno obsesivo compulsivo, TOC, o la hipocondría. Cualquier persona con una enfermedad mental tiene menos recursos para enfrentarse a una situación de cambio como la que se deriva del COVID-19. Las reacciones de ansiedad, tensión y miedo, los problemas de sueño y las dificultades para mantener unos hábitos alimenticios saludables pueden ser habituales debido al aislamiento forzoso y el creciente miedo al contagio.
En una situación en la que se suma el miedo a contagiarse pero también a contagiar, es necesario contar con servicios de asistencia psicológica en esta situación de crisis tanto en el sector público como en el privado. Los trabajadores de la salud merecen una atención especial por parte de sus directivos y colegas. Aquellos profesionales con problemas de salud mental preexistentes necesitarán apoyo adicional durante la etapa de cuarentena personal o de otros.
En una situación novedosa y sorpresiva, con incertidumbre y sin tiempo para adaptarse que genera ansiedad, explica el psicólogo clínico Vicente Prieto, del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, hay que seguir dos grandes recomendaciones: "ventilar" las emociones, hablando al respecto con interlocutores "válidos" -personas de confianza o profesionales- y "validarlas", sabiendo que no se debe “sentir mal” por sentir ansiedad, angustia o miedo frente a una situación de emergencia o desastre. El caso puede aplicarse a la situación que actualmente vive el país.
Debido a la enfermedad del coronavirus que azota al país muchas personas de todas las edades experimentarán traumas leves y significativos. La superación del trauma va a depender de las competencias emocionales y del “apoyo social” por lo que hay que tener un "especial cuidado" con las "personas aisladas y sin red social" y también con los profesionales sanitarios, que pueden ser víctimas de la tensión que padecen y que pueden tener un "bajón" físico y también emocional.
Los psicólogos deberemos también intervenir en la “cuarentena” y otras situaciones de aislamiento voluntario o forzado. El estrés de las personas en cuarentena es similar al estrés de guerra. Algunos de los problemas que pueden presentar las personas aisladas son ansiedad, ataques de pánico, fobias y depresión. En las personas con enfermedades crónicas se pueden agravar sus padecimientos.
La psicosis y el temor que despierta el COVID-19 en los adultos también afectan a los menores, quienes son más vulnerables a la sobreinformación y miedos infundados. Hay que tener mucho cuidado con los miedos que se generan en los niños. La psicóloga María Laura Santellán, de la Universidad Abierta Interamericana de Buenos Aires, sostiene que son la población más vulnerable porque no tienen los mismos recursos cognitivos ni emocionales para manejar el miedo.
Por eso, los psicólogos coincidimos en la necesidad de hablar con los niños sobre el COVID-19. Es necesario adaptar el lenguaje y el mensaje a sus edades. Para lograrlo el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid ha editado un cuento, 'Rosa Contra el Virus. Cuento para explicar el Coronavirus y otros posibles virus', adaptado a niños de entre 4 y 10.años. El cuento se puede leer y descargar en el siguiente enlace: (https://editorialsentir.com/cuento-gratuito-rosa-contra-el-virus/).
En estos momentos delicados que vive el país, el colegio Dominicano de Psicólogos debe ponerse a disposición de las autoridades del Ministerio de Salud. Consideramos los profesionales adscritos a la Dirección de Salud Mental de dicho ministerio resultarán insuficientes para una cobertura nacional. Conviene señalar, sin embargo, que es recomendable que los mismos reciban un “entrenamiento intensivo” sobre el COVID-19 para hacer efectiva su intervención profesional.
Ojalá que las autoridades de salud valoren en su justa dimensión la necesidad de cuidar la salud mental de los dominicanos así como la necesidad de integrar al Colegio Dominicano de Psicólogos en el afrontamiento adecuado esta crisis que afecta al país.
En China, España, Italia, Argentina. Chile, Panamá y Colombia las asociaciones de psicólogos y de profesionales de la salud mental están asumiendo la responsabilidad social y el compromiso de trabajar para la salud mental de los afectados con la enfermedad del COVID-19 y de la población en general. Algunos municipios han puesto en marcha programas de asistencia psicológica por teléfono. Lo mismo esperamos que sucede aquí lo más pronto posible.
Y si no somos llamados e integrados, entonces deberemos hacerlo nosotros mismos “motu proprio” desde el Colegio Dominicano de Psicólogos o como profesionales independientes. Contribuir a preservar la salud mental de los dominicanos en estos momentos de crisis es un deber ineludible. ¡Ojalá también que el Colegio Dominicano e Psicólogos, CODOPSI, despierte y reclame su espacio!
¡El país está en una situación de emergencia psicológica por los efectos de la enfermedad del COVID-19. Los psicólogos dominicanos debemos decir presente!
El autor es Psicólogo Clínico. Graduado de la universidad Nacional Autónoma de México, UNAM. Miembro Activo del Colegio Dominicano de Psicólogos (Registro No. 12-04439).