En los días finales del año 1888, en Turín, Nietzsche sufre una gran crisis psíquica y queda inhabilitado en un estado de locura. El diagnóstico fue parálisis cerebral, la misma enfermedad que sufrió su padre y le causó la muerte.
El filósofo, incapaz de valerse por sí mismo, fue recogido en Turín, por su amigo y colega profesor de la Universidad de Basilea, el teólogo Franz Overbeck.
Después de un breve viaje en tren ambos llegaron a Basilea el lunes 07 de enero de 1889. El enfermo fue internado en la clínica psiquiatra dirigida por el Dr. Ludwig Wille, con un diagnostico grave respecto a su estado mental. Pasó unos diez días en ese establecimiento en observación y recibiendo los primeros cuidados.
La madre que había viajado a Basilea desde que al hijo lo trasladaron a esa ciudad, emprende con él, el 19 de enero, un trayecto a la ciudad de Jena, cercana de su lugar de residencia, en Naumburg, –Sajonia–, y lo interna en la clínica psiquiatra de esa ciudad, la más cercana a su domicilio.
Por aquellos meses, su hermana Elisabeth se encontraba en Paraguay, concluyendo los trámites del cierre de la colonia agrícola aria, fundada por ella y su marido Bernhard Förster, radical político antisemita, que aspiraban a transformar en un instrumento adecuado para facilitar la emigración de alemanes marcados por esa ideología que desearan iniciar una nueva vida en ese país, donde no había una relevante población judía.
El esposo de Elisabeth, hacía algunas semanas, debido a las deudas y a fuertes contradicciones con las autoridades de Paraguay había caído en un profundo estado depresivo que lo había conducido a la desesperación y al suicidio.
La Señora Nietzsche se vio precisada afrontar tan negativa circunstancia, y concluidos los tramites prácticos de lugar, enterada, además, del estado de su hermano, regresa a la mayor brevedad, unos meses después, a inicio del año 1890, a la casa de la madre, para asistirla en el manejo de la crítica y compleja situación familiar.
Para proteger, según ella, de la mejor manera la obra de su hermano, procede a crear –después de obtener la cesión de los derechos autorales y la propiedad de los escritos del filósofo de parte de la madre–, una institución que denomina: El archivo Nietzsche.
El trabajo de edición de la obra de Nietzsche realizada por El archivo, localizado en la ciudad de Weimar bajo la orientación de Elisabeth, fue sumamente deficiente, ya que ella no tenía algún conocimiento científico sobre la filología y a pesar de ser su hermana, desconocía al detalle la obra del filósofo.
Cuando Elisabeth se hizo cargo de los papeles de la obra de su hermano ya él era un inválido, por esa razón ella tuvo un papel crucial en la promoción de sus escritos, pero por desconocimiento y también por mala fe, intentó distorsionar gran parte de su pensamiento.
Además, como las relaciones entre los hermanos no eran armoniosas, debido a la mentalidad pequeño-burguesa que la dominaba y su radicada fe antisemita, esta procedió de mala fe a falsificar la opinión negativa que Nietzsche manifestaba en su correspondencia sobre ella.
Asímismo, Elisabeth creó el mito de que el pensador la consideraba la persona con mayor conocimiento sobre la obra y la más capaz de manejar las complicaciones de una obra filosófica tan compleja.
Igualmente, creó la leyenda del antisemitismo radical presente en las ideas de Nietzsche y lo anuncia como un precursor de las crueles teorías que servirían de base para la ideología de la ultraderecha alemana representada por el partido nazista y las sanguinarias teorías de Hitler de que la bestia rubia, como llamaba a la juventud alemana, estaba predestinada para conquistar el mundo.
Por otro lado, fue incitadora y promotora con miras a recontruir y editar una obra pretendidamente cumbre del pensamiento nietzscheano, proyecto que en un momento del año 1887, surgió en la mente de Nietzsche para presentar en ella, en una obra de carácter sistemático, el todo de su filosofía. El texto planificado encontró un título en el plan del filósofo, que llegó a postular designarla como La voluntad de poder.
Elisabeth y sus asistentes procedieron a reconstruir la edición del planeado texto sin constar con una sólida base documental ni un consistente fundamento metodológico, procediendo sin tomar en cuenta el desarrollo histórico del pensamiento de su hermano, según venía expresado en sus múltiples obras publicadas.
En este sentido, se procedió a estructurar el texto mediante un montaje efectuado asumiendo en grande grumos los fragmentos póstumos, tomando como guías, ejes temáticos que el propio filosofo había desechado en el momento en que se planteo la creación de la obra luego abandonada.
Habría que señalar que el propio pensador en el año 1888, desistió explícitamente de esa idea y reagrupó gran parte de tales fragmentos en varios libros que preparó y editó antes de su derrumbamiento psíquico a finales de ese mismo año.
Las obras que llegó a preparar y editar fueron, entre otras: El anticristo, El caso Wagner, El ocaso de los ídolos y Nietzsche contra Wagner.
En el siglo XX, la edición magistral realizada bajo la dirección de un equipo de filólogos italianos demostró que ese libro era una mixtificación, con graves interpolaciones y desviaciones teóricas, que intentaban legitimar la violencia política del nazismo basado en la idea de que el ser esencial del universo se fundamentaba en la manifestación de una voluntad de poder con miras a implantar un dominio tiránico del mundo y de un decidida hostilidad y rechazo de la existencia misma del pueblo judía y su cultura milenaria, actitud antisemitas ajena totalmente al legado intelectual de Nietzsche.
Celosa de la salvaguarda de lo que consideraba la esencia de la originalidad del pensamiento de su hermano, excluyó muchos trozos auténticos redactados de puño y letra Nietzsche, porque no encajaban con sus ideas, entre tales partes expurgó las referencias al pensamiento de Max Stirner o sus anotaciones respecto a la novela de Los demonios, de quien Nietzsche se consideraba admirador y afín.
Al final, del siglo XX, tales textos fueron identificados y atribuidos a sus auténticos autores, en la edición magistral realizada por los filólogos italianos Colli e Montinari desde la segunda mitad del siglo XX.
A modo de muestra, en los cuadernos W 11 3, W 15 9, aparecen los textos auténticos de Nietzsche y las citas de las obras de Dostoievski, especialmente en referencia a la novela Los demonios.
Podemos identificar los nombres de algunos de los autores cuyas trozos de sus obras se encuentran en esos cuadernos, entre otros de: Baudelaire, Tolstoi, Wellhausen, Journal des Goncourt, Constant, Dostoievski y Renan [Los manuscritos de Nietzsche: Opere, Frammenti postumi, 1887-1888, Vol. VIII. II., p. 437, Adelphi Edizioni, Milano, 1971.