Las elecciones primarias en los partidos políticos que se preparan para participar en las elecciones generales de 2020 en la República Dominicana se han efectuado. El proceso previo ha estado marcado por promesas, denuncias y desarrollo de actividades para ganar adeptos. En el contexto de este proceso electoral se ha podido observar cómo los recursos del Estado dominicano se utilizaron para aupar a determinados candidatos, sin causarles rubor a ninguno de los beneficiados ni, mucho menos, a los facilitadores de los beneficios. Se ha observado, también, a una Junta Central Electoral feliz por haber introducido el voto automatizado en las elecciones primarias finalizadas. Este avance lo compartió con una timidez excesiva para llamar al orden a los candidatos oficiales al inicio de la campaña electoral. No creo que la democracia de la República Dominicana se haya fortalecido, puesto que en medio del ajetreo de la campaña política se han producido hechos vinculados al maltrato a voces comprometidas con la información veraz y responsable. Además, el tiempo de las primarias ha exhibido la nota de la enajenación de las personas, especialmente de las más vulnerables en el ámbito educativo y económico. De estas, son incontables las que dan cuenta de que han recibido dinero, combustible y alimentos para participar y sostener la algarabía en las actividades políticas. Asimismo, no solo comprometieron sus vehículos y la presencia, sino que recibieron ofrecimientos para votar por determinados candidatos. Todas estas acciones rasgan la democracia, desinstitucionalizan la sociedad dominicana y obstaculizan la constitución de sujetos sociales.
Se espera que los líderes políticos que han recibido el respaldo de los electores para que se presenten en las elecciones de 2020, habiliten un espacio para planificar y organizar una acción política que responda a las necesidades de la sociedad dominicana. Se aguarda, también, que haya más coherencia entre lo que prometen y lo que piensan hacer. La nación requiere un liderazgo que contribuya a la construcción de una cultura política que favorezca la educación de las personas, la corresponsabilidad ciudadana y el desarrollo socioeconómico y cultural de la sociedad. Los asesores de los candidatos presidenciales han de asumir un rol ético en todo el proceso para que su influencia en las ideas, en las decisiones y en los hechos políticos, priorice el desarrollo pleno de las personas y de las comunidades. Han de poner toda su influencia a favor de condiciones más dignas y humanas. Para ello han de cambiar las concepciones de poder y de política que se está poniendo en práctica en nuestro contexto. Los avances de las ciencias, de las tecnologías de la información y comunicación; y la fuerza de la sociedad del conocimiento, requieren una visión y práctica más reflexionada e inclusiva de la política. Ha quedado atrás, el estilo fundado en arengas presuntuosas y en convocatoria de masa sin conciencia. Hoy iniciamos una nueva fase que demanda la atención y el trabajo comprometido de todos los dominicanos. Hemos de continuar la labor que fortalece la calidad de la educación ciudadana y la mejora de la realidad de la gente para que esta tenga posibilidad de pensar y de defender su dignidad y sus derechos en los procesos electorales. Estos procesos formativos no son exclusivos de los sistemas educativos preuniversitario y de educación superior; constituyen una responsabilidad ineludible de las diferentes familias, de las iglesias y de las organizaciones sociales. Además, los máximos representantes del Estado dominicano han de asumir un comportamiento sostenido a favor de acciones políticas que cualifiquen la democracia y la madurez ciudadana.
En la época actual, importa reforzar el desarrollo del pensamiento crítico, el estudio de los criterios rectores de la ciencia política y los procesos básicos para promover la constitución de sujetos. Estos tres aspectos hemos de trabajarlos desde los primeros grados sin desmedro de los aprendizajes en lengua, matemáticas y ciencias de la naturaleza. De igual modo, los educadores dominicanos hemos de prestarle mayor atención a la formación en ciencias sociales. Las primarias que han finalizado pusieron en evidencia el vacío en este campo del conocimiento. Abogamos por una preparación seria de todos los ciudadanos para que su participación en las elecciones de 2020 sea más segura y consciente. Planteamos tolerancia cero a la instrumentalización de individuos y de grupos en la próxima campaña electoral; impulso permanente a procesos electorales formativos, transparentes y comprometidos con una sociedad más desarrollada, justa y honesta. Empecemos la acción en cada uno de los espacios en los que estamos presentes. Hemos de aprovechar cada minuto, cada hora; el país lo necesita.