El crecimiento  real  promedio de la economía dominicana de los últimos 15 años es de 5.7% del Producto Interno Bruto -PIB- ; de los más altos de América Latina y el Caribe y  hasta a nivel mundial. A lo que se suma  un incremento considerable de la creación de empleos, que en  atención a la más reciente rendición de cuenta del Presidente de la República, desde octubre de 2014 hasta diciembre del mismo año fue de 299 mil 325 nuevos puestos de trabajo, que referido a la meta de 400 mil a agosto de 2016 todo indica que se va a superar con creces.

Aun con las auspiciosas cifras que se destacan, las cuales serían la envidia de no pocas naciones del mundo, la baja calidad del empleo en la República Dominicana es uno de los más graves problemas nacionales  y uno de los principales obstáculos al desarrollo humano y  económico.

Peor aún. La sorpresa es mayor; el  salario real en el país ha descendido de acuerdo a estudios del Banco Central y de la Organización Internacional del Trabajo-OIT-, en general en un 27%  y para las mujeres hasta un 35%,  con todo y haberse incrementado el salario nominal  en más del 100%. En lo que respecta al salario mínimo que actualmente se discute en el Comité Nacional de Salarios,  en términos reales ha disminuido entre un 8% y un 44% en relación a los niveles vigentes en el 1979.

Significa que un tema-problema de trascendental  importancia en la vida nacional corresponde a la calidad del empleo. Vinculado además a los altos niveles de informalidad laboral que supera el 56%. Informalidad que aun con sus debilidades y distorsiones presenta, para varias categorías, salarios superiores en relación a los empleos formales.

Dado que el costo de la canasta familiar,  de acuerdo a estimación del Banco Central  de enero del presente año a nivel nacional es de 27 mil pesos y que para los de menores ingresos-primer y segundo quintil- está entre 12 mil  y 18 mil pesos mensuales,  es de entender las condiciones de gran dificultad económica  en las que vive la mayoría de los empleados del sector formal de la economía, tanto privados como públicos, quienes tienen ingresos equivalentes a la mitad de la canasta familiar.

Para las elecciones nacionales del 2016 y más allá del folclore y los intereses de grupos políticos que pugnan por  dirigir el Estado dominicano,   existen profundas razones para que la calidad del empleo encuentre la  ruta  definitiva  que impacte positivamente la vida de millones de personas.