El famoso trío cubano Matamoros, inmortal desde mi humilde conocimiento musical por la calidad de sus interpretaciones que nos llegan hasta el día de hoy en todos los sitios del mundo en donde se escuchen sones, tocaba y cantaba una canción todavía vigente cuyo título no conozco pero, tenía un estribillo contagioso que decía  “Suelta la Muleta y el bastón y podrás bailar el Son……” Esto pasaba luego de que se un médico le arreglaba el nervio trigémino al bailador de Son.

Lo anterior viene al caso, porque ahora, el Tribunal Superior Electoral conforme a sus constitucionales atribuciones le ha tirado un ‘Jabón” al sancocho el cual aparentemente tenían preparado, cocinado y para servir de una manera exquisita, cosa que ahora con el sabor inefable de este producto químico, hay que necesariamente botarlo para hacer otro sancochito. Esto aparentemente ha disgustado mucho a Pechito, perdón a Reynaldo, quien encaramado en su omnímodo y omnipresente poder como Presidente ad Vitan de la Cámara del Senado, con barrilito y todo, de lo cual ya no se habla, mediante una actitud extraña, insólita y digna de mejor suerte, pontificó desde la misma augusta sala del Senado, estableciendo que a los jueces que dictaron esa sentencia, conforme a derecho y a la Constitución, había que hacerles incluso un juicio político.

Quizás por la ligereza de estas declaraciones, la sociedad dominicana no le ha dado la importancia que amerita el tema, toda vez que, de lo que se trata es de la más vulgar y procaz injerencia de un poder del Estado en otro poder, amenazando desde la atalaya senatorial con un juicio político, cosa impensable, absurda, ilegal, inconstitucional y sobre todo, fuera de todo contexto dentro del estado de derecho y debido proceso que como sociedad del siglo veintiuno pretendemos.

A quien habría que hacerle de inmediato un juicio político es a pechito, quien creyéndose por encima del bien y del mal, por encima de la Constitución y pro cónsul imperial, pretende amordazar, con retiro de escolta incluida, al Tribunal Superior Electoral, el cual ha hecho solo su trabajo, fallando según su criterio y fallando por sentencia.

Estamos en vísperas aparentemente de tocar una sola canción monótona, absurda, acorde y cansona, cuyos cantantes a voz en cuello, solo serán aquellos beneficiados por el poder o quienes ellos indiquen, no serán permitidos acordes disimiles o discordantes, sones o pericos ripiaos, y seremos sancionados aquellos que, según nuestro mejor criterio o interés tengamos una opinión diferente.

Esta actitud del honorable Presidente del Senado, es más preocupante, tomando en consideración su calidad además de Secretario del partido de gobierno, y persona conocedora del derecho, litigante hace mucho tiempo, y a fe cierta, sabedor de que sus desafortunadas declaraciones no se corresponden con ningún texto procesal o constitucional, más aun, cuando en esta calidad sabe que las sentencias solo son atacadas mediante recursos, en el libre concierto de la democracia y la separación de funciones y de poderes.

Parecería que cuando al Tribunal Superior Electoral les ha dado este fuetazo a un partido que ni siquiera es el de él, pero que constituye una bisagra importante en el interés reeleccionista de todo este grupo, le han quitado la muleta y el bastón, pero aparentemente no saben bailar el son, cuando le quitan la orquesta o se establecen notas musicales que no son las ensayadas conforme al juego democrático, del cual hace mucho son ajenos.

Felicito a la institucionalidad, felicito al Estado de Derecho, y felicito al Magistrado Román y demás jueces valientes que tomaron una decisión tan trascendental e importante, llena de enjundia y lógica, toda vez que, es imposible que conforme al estado de derecho, pueda una persona manejar un partido político, sujeto solo a sus caprichos y no a las reglas del juego.

A Pechito le sugiero que se opere el trigémino, para que pueda ir a la fiesta, y bailar el son, porque si aparecen dos o tres tribunales o jueces asi, la cosa se va a poner buena, y no van a poder seguir el paso.

Con bembitas incluidas.