Nueva York.-Los políticos dominicanos, sabido es, suelen financiar los aplausos y abucheos de las “fuerzas vivas”, sus seguidores pagados.
Al alcalde Bill de Blasio lo abuchearon en dos desfiles dominicanos. El mismo grupo que lo abucheó, aplaudió al cónsul Eduardo Selman y al embajador jefe ante la ONU, Frank Cortorreal.
De Blasio habló contra la desnacionalización de dominicanos haitiano-descendientes y los planes de deportarlos masivamente. Y aclaró que no estaba contra la República Dominicana, ni los dominicanos, sino contra esa política.
Selman y Cortorreal, “defendiendo la dominicanidad”, le armaron un chisme, porque habría pedido un boicot contra el país, pero no fue así, yo estuve en la conferencia de prensa. De Blasio descartó que sanciones económicas fueran necesarias. Pero Selman y Cortorreal le demandan que se retracte de algo que nunca dijo.
El “Nazi-onalismo” beneficia la reelección del presidente Danilo Medina, pero exportarlo a las calles neoyorquinas, contra un alcalde electo por el pueblo, viola protocolos diplomáticos internacionales.
Como cónsul, Selman tiene visa para recaudar impuestos, nada más. Como embajador ante la ONU Cortorreal tiene visa parta pronunciarse “dentro” del foro. Con una visa de turista no se puede trabajar, con una visa diplomática no se puede chismear.
La diplomacia tiene protocolos estrictos, en Estados Unidos, sólo el embajador dominicano en Washington puede hablar a nombre y representación del pueblo y el Gobierno Dominicano.
El canciller Andrés Navarro, para “lavarle la cara” al país, podría reemplazar a Selman y a Cortorreal.
Selman y Cortorreal, arrebatados por la megalomanía del poder, enloquecieron. No pueden ganarle al alcalde neoyorquino en Nueva York, ningún diplomático haitiano le ganará al alcalde capitaleño en Santo Domingo.
Si nuestros diplomáticos peledeístas son chismosos vulgares y pica pleitos callejeros, entonces logramos imponer el “tigueraje dominicano” en la diplomacia internacional, ciertamente, eso “nunca se ha hecho”.