Es prácticamente imposible abstraerse del entorno cultural que nos marca, que nos muestra nuestra identidad, nuestros sueños, nuestras historias, nuestro tiempo. En ese sentido en este tiempo de inicio de año casi todos expresamos nuestros más caros deseos, individuales y colectivos.
Deseo que en este año no cerremos las sombrillas del 4%, como bien me decía un entrañable amigo hace un par de días, sino que las abramos mucho más y que dentro y fuera de sus sombras impulsemos la demanda de que el dinero consignado para la educación en el Presupuesto de este año no se gaste simplemente en aumento salarial a los maestros y en la construcción de más aulas e infraestructuras, en la compra de pupitres y en un mejor desayuno escolar.
Nadie en su sano juicio, sobre todo quienes somos maestros, se opone a que aquí los mejores asalariados sean quienes ejercen el difícil ejercicio del magisterio, pero es necesario insistir en la idea de que el simple hecho de que un maestro esté bien remunerado no garantiza un eficaz ejercicio de su magisterio. Tampoco lo haría simplemente porque imparta su docencia en confortables aulas, o porque la cobertura de la educación abarque todo el territorio nacional.
Desearía que en este primer año del 4%, de la demanda de su aplicación ya consignada presupuestariamente, pasemos a una reflexión más sosegada sobre el por qué y para qué se requiere muchos recursos para la educación. Que quienes son especialistas en ese tema socialicen sus saberes y nos digan los alcances de la revolución que necesita nuestro sistema educativo, cómo superaremos el desafío de crear un cuerpo de profesores que en los niveles básicos, técnicos y universitario difícilmente puedan adquirir las habilidades para formarse para ser eficientes formadores.
Que nos digan que se hará con el grueso de maestros que posiblemente no están en grado de entrenarse adecuadamente para dar la batalla por la educación que demanda un sistema productivo y de servicios cada vez más urgido de eficiencia para poder ser competitivo. Qué hacer con ellos, dónde ubicarlos para que mantengan un nivel de ingreso digno?. Los recursos para reinsertarlos serán tomados del 4% de este año o del 8% del futuro, qué haremos para que las niñas y niños, tengan un entorno familiar y una condición económica que favorezca un buen aprovechamiento de las clases que reciban.
Podrá el gobierno central y los ayuntamientos crear un sistema de transporte colectivo digno, eficiente y seguro, para llevar a sus centros educativos a los niños y niñas más pobres. Seguirá manteniendo el Estado dominicano un sistema educativo a dos velocidades o tiempos: uno privado, con áreas medianamente eficientes y otro público casi absolutamente desastroso?
Tenemos el personal suficiente para que establecer programas y proyectos masivos para la formación de los maestros que formaran a sus colegas que estos estén en grado de producir la reforma del sistema educativo que se supone se haría con los recursos que progresivamente se irán asignando a la educación? vale más la pena aceptar la vergüenza de importar profesores para esos fines o mantenernos en la deshonra en que nos sume un sistema educativo con tantos profesores, a todos los niveles, que no reúnen las cualidades para ejercer el magisterio.
Dado que para hacer una reforma integral del sistema educativo, no solamente se deberá hacer reformas en los sistema básicos e intermedios, sino en el universitario, serán reformadas las estructuras curriculares de las universidades para recibir a los nuevos egresados de los niveles inferiores.
Están en grado esas universidades de tener una estructura salarial capaz de asumir el desafío del nuevo sistema educativo, que se supone surgirá con más recursos para la educación?, encontraran dinero estas universidades, la pública y las privadas, para tener un cuerpo de profesores bien formados, bien remunerados y que puedan vivir dignamente sólo de la docencia?.
Es posible que ya los especialistas en el tema hayan resuelto teóricamente estas preguntas hechas en este tiempo de sueños. Si así fuere, esperamos que la socialicen, el país las necesita para que tengamos una plena conciencia del porqué es necesario más recursos para la educación y para que los ya consignados presupuestariamente sean utilizados con sentido de responsabilidad.