El suicidio no ha aumentado en la sociedad dominicana. Es cierto que un solo suicidio es un desconcierto emocional, social y económico y un hecho trágico para la persona que asumió esa violencia autoinfligida, autodestructiva. Por cada ser humano que se suicida, 7 quedan destruidos, lacerados, en un drama social que muchas veces, a los más cercanos, lo conduce a otro suicidio por el dolor de la pérdida, el sufrimiento insoportable.

Más allá de ver el suicidio en el campo psicológico que nos habla de los mismos como expresión de una depresión, de un trastorno bipolar, de una obsesión, un trastorno de estado de ánimo, un trastorno de personalidad, de un estrés postraumático, de una fobia, de un trastorno psicótico, de esquizofrenia, lo relevante es comprender el mapa carretera, esto es, el paradigma teórico que nos dé luces para asumir que el suicidio, al igual como había establecido uno de los padres de la Sociología, Emilio Durkheim, ese drama no es fruto de la casualidad, sino que tiene componentes de factores sociales.

Dicho de otra manera, el suicidio es un fenómeno colectivo en el que interactúan múltiples factores: psicológicos, sociales, biológicos, culturales, ambientales. Lo importante en la problemática del suicidio es visualizar las variaciones, esto es, los cambios en las tasas de suicidio entre los diferentes grupos sociales. Hace 20 años la mayoría de los suicidios ocurría en las personas mayores de 60 años. Hoy, el 52% de los suicidios ocurre en personas entre 20 y 44 años. Un 32% se encuentran en el segmento de 20 y 34 años. ¿Qué explica esa variación, que al igual que la delincuencia y la violencia se encuentra entre los jóvenes entre 18 y 25 años?

El suicidio es un fenómeno marcadamente masculino. La relación es de 90–10 entre el hombre y la mujer. Sin embargo, ¿qué explica que en las mujeres entre 15–19 años, la tasa de suicidio es más elevada que en los hombres? Actualmente, este segmento está en 12.5%. Lo que nos ayudaría a crear políticas públicas de salud en este importante conglomerado humano.

¿Por qué está creciendo la tasa de suicidio entre los jóvenes entre 20 – 34 años y si correlacionamos la delincuencia y la violencia? En Dominicana el desempleo en la juventud es de un 31%; tenemos 600,000 jóvenes que pertenecen a los NI – Ni (ni estudian ni trabajan). No hay nada más desolador socialmente que no tener un empleo, ingresos. Las personas entonces, se sienten degradadas, un guiñapo humano que la sociedad no los toman en cuenta, se sienten como víctimas, como una carga, se afligen avergonzados y tristes, se conmueven rechazados y, todo esto, los lleva al aislamiento, a la soledad.

Se produce fruto de ese drama social en los jóvenes, lo que llamamos una sensación de falta de sentido a la vida; se da como una mezcla de desesperación que provoca la vida social a través de la TIRANIA DE LA MODA, que se verifica en una sociedad que impulsa el consumismo, el materialismo, los usos sociales, los convencionalismos, mediante la presión social para crear pautas sociales que integran formas de poder. Pero no crean los cauces ni las posibilidades para la materialización de esas “necesidades”. Entonces, el síndrome de la desesperanza, se apodera y se pierden; se desdibujan los vínculos sociales, solidificados en las vertientes de la Integración Social y la Regulación Social. No hay nada que produzca más desarraigo social, menos interactuación social, menos relaciones sociales que la falta de un empleo.

La hipótesis de por qué mueren más mujeres entre 15-19 años (12.7%) viene dada porque somos la sociedad líder en el embarazo en adolescentes (19.7%), detrás de Nicaragua que tiene 19.9%. Cundo una adolescente queda embarazada, que en Dominicana el 93% de los casos pertenecen a la clase pobre y vulnerable, las excluyen de las escuelas y los padres asumen una actitud ríspida, destemplada y cruel, con una violencia emocional, psicológica y sentimental sencillamente sin par.

En la tabla que transcribimos de la Oficina Nacional de Estadística nos dice que el punto más alto en la tasa de suicidio fue en el 2012 con 638 para un 6.38%. En el 2011 fue de 637. Ahora mismo, en el 2015, van 412. ¿Por qué entonces, se percibe que la tasa de suicidio está creciendo? Por la agresividad y espectacularidad con que se han dado los últimos suicidios e intentos de suicidio (El Huacal, OISOE, los no materializado de la 27 de Febrero y Ágora Mall) y la manera como la prensa: periódicos, pero sobre todo la televisión, lo han visibilizado; que en gran medida pueden llevar a la emulación, a la imitación.

Año:         Total:         Hombres:         Mujeres:
2000 359 299 60
2001 305 273 32
2002 382 344 38
2003 406 358 48
2004 280 240 40
2005 518 449 69
2006 400 351 49
2007 512 444 68
2008 529 451 78
2009 563 487 76
2010 541 476 65
2011 637 533 104
2012 638 539 99
2013 567 481 86
2014 557 485 72
2015 412*    

 

La mayoría de los suicidios, 50% se hacen por ahorcamiento, un 20% por envenenamiento y un 26% con armas de fuego. Esto explica, en gran medida, la intimidad del suicidio, la mayoría de ellos en la casa. El hecho de que estos 4 se hicieran en áreas públicas amplifica la percepción, por la notoriedad y el mensaje subliminal que algunos quisieron dejar a la sociedad y a los familiares.

En la topología durkheimiana nos habla de 4 tipos de suicidios que tienen que ver con los vínculos sociales de integración social y regulación social. La falta o la ausencia de uno de ellos pueden derivar en el tipo de suicidio. El suicidio Egoísta está definido según Anthony Guidden, por la escasa integración social y el suicidio Anómico por la falta de regulación social. Mientras en el Egoísta hay un desarraigo social, una desvalorización de la comunidad social donde la persona está en soledad, aislada; el Anómico es una consecuencia del desarraigo cultural, un debilitamiento del sistema normativo-axiológico. La anomia es una desvalorización de la comunidad moral.

El suicidio Altruista es aquel donde el individuo siente profundo sentido de obligación moral, de solidaridad social, propiciando el interés general por encima del individual. Sucede cuando un individuo tiene fuerte componente de la integración social. El suicidio del arquitecto David Rodríguez García es altruista. Él fue a la OISOE a negociar, empero, creía que nuevamente lo iban a desconsiderar y llevó la carta donde acusaba a Alejandro de los Santos y Joel Soriano. Se suicidó en la OISOE como una forma de reivindicar a los demás ingenieros y de mostrar la podredumbre que allí campea. Si lo hubiese realizado en su casa, la dimensión social y las consecuencias no habrían tenido la visibilidad que hoy rodea la muerte de ese MARTIR en contra de la corrupción.

El suicidio Fatalista es cuando el individuo se siente impotente porque su vida está demasiado regulada. El comportamiento modelado de la sociedad ejerce una importante influencia en el individuo, más allá de su voluntad y libertad de elección. Es el caso de Japón, Corea del Sur, Singapur, Alemania.

En los próximos años el ritmo de los suicidios, de la delincuencia y la violencia en general, seguirá creciendo dado que en la sociedad dominicana las conductas desviadas o patológicas, están cada día más superando los niveles de tolerancia; esto es, cuando desaparece la capacidad de asombro se entroniza la cultura anómica (el caos, el desorden, el desenfreno, la desfachatez) impulsando el comportamiento desviado.

El suicidio lleva consigo un patrón social, incluso, refleja por épocas, las características de determinados grupos sociales que lo hacen más o menos propensos a esa violencia autoinfligida, que va más allá de un acto privado porque tiene muchas consecuencias en lo emocional-social y económico. Porque además, por cada persona que se suicida, 20 trataron de hacerlo. Urge, pues, una política social más proactiva y efectiva a fin de prevenir lo más posible esa conmovedora violencia

*Datos de La Oficina Nacional de Estadísticas, con excepción del 2015.