No acepto el pensamiento único, ni de derecha ni de izquierda, secular o religioso, ya que es la tentación de los que creen que poseen “la verdad” y pretenden reducirlo todo a su peculiar punto de vista sobre la vida y la muerte. Ya la definió Platón cuando dijo que la verdad  era  “como un espejo roto y cada persona tiene una parte de ella”. Por lo que tenemos que dialogar para recomponerla. La característica principal de los reduccionistas es que “su verdad” se convierta en “la verdad” de todos y cada uno y se pierda el principal aporte del mundo del espíritu, la confraternidad, y de la sociedad liberal, la tolerancia.

Hago estas consideraciones porque el Sr. Juan Flórez me señaló en los comentarios de Acento.com.do desde una posición “reduccionista” (según mi apreciación), criticándome porque no me dediqué a señalar las citas bíblicas del texto de Waldo Romo, hasta endilgarme  el “piropo” de mentir.

No lo hice porque quería enfatizar el carácter histórico del tema desde las posiciones de los Padres de la Iglesia y llegar al Concilio Vaticano II y al Papa Francisco, como trata de hacerlo Romo. Como hijo del Vaticano II, me duele ver como desde las sombras neoconservadoras se atacan los avances en la posición ecuménica y dialogante lograda desde que Juan XXIII, el Papa Roncalli, abriera las ventanas para airear a la Iglesia y los esfuerzos de Francisco, el Papa Bergoglio, para hacer que los “obispos” huelan a rebaño, se desata  un olvido de estos esfuerzos de pasar de una iglesia jerárquica a una Iglesia-Pueblo.

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Como terminé mi artículo anterior, estos párrafos de Romo me ilustran porque me baso en él, sin traicionarlo, y así recuperar el ejemplo de su participación en la redacción del Documento de los Asesores al Ministro de Educación de Chile sobre la “educación sexual”, que invito a leerlo. Y recomponer  la verdad sobre el tema.

En palabras de Romo: «Para “decir verdad” en la enseñanza de la Iglesia en la materia es necesario superar, entonces, los reduccionismos biológicos y emocionales sin desconocer la importancia de la expresión corporal de la sexualidad ni la necesaria dimensión sentimental. De este modo es posible llegar a depurar el contenido del amor humano y entenderlo como una realidad compleja que implica ‘ágape’ y ‘eros’ a la vez; dar y recibir al mismo tiempo, donación y recepción mutuos. Cuando se da esta reciprocidad, el amor humano conlleva un vivir comunicándose, un comportarse dialógicamente. Lo opuesto, entonces, es vivir de modo egoísta, cortar toda relación de apertura y encuentro. Desde esta perspectiva, afirmamos que ante el amor ‘agapeico’ no hay sombra alguna de egoísmo. Pensar un ‘ágape’ egoísta es una verdadera “contradictio in terminis”. En cambio, al ‘eros’ le acecha un peligro (aunque no necesariamente caiga en él): el riesgo de autoengañarse y estimar que la persona se está donando cuando, en verdad, solo está buscando su propia y exclusiva satisfacción. Este peligro no hace incorrecta la dimensión erótica del amor pero la hace riesgosa. La manera de sortear esta dificultad es asumir un comportamiento tal que en el mismo momento en que la persona está recibiendo (eros) tiene una actitud de entrega y donación (ágape). Se trata de “agapeizar el eros”. De ahí que en la vida conyugal, sea necesario que las personas se amen, como señala Fromm, con amor erótico y, a la vez, con amor fraterno.»

A los neoconservadores católicos y los extremo-moralistas evangélicos,  les recomiendo leer el

INFORME FINAL DE LA COMISIÓN DE EVALUACIÓN Y RECOMENDACIONES SOBRE EDUCACIÓN SEXUAL, redactado para el Ministerio de Educación de Chile, con la participación del Teólogo-Antropólogo, Waldo Romo y disponible en el siguiente enlace: http://www.pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/Informe_Final._Comision_de_Evaluacion_y_Recomendaciones_sobre_Educacio.pdf

Seguro que nos hará revisar si estamos ante una reclamación desde la fe o  desde el “orden patriarcal” que generó la ideología machista y nos hace olvidar de la caridad hacia nuestros hermanos y hermanas que poseen condiciones no consideradas normales en sus extremismos ético-teológicos, como si fueran ciudadanos y ciudadanas de segunda categoría… o en términos medievales, las almas perdidas condenadas desde sus dogmas  y falta de caridad cristiana como ¡“engendros satánicos”!

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Aprovecho para comentar a otro de los que opinaron sobre mi artículo “¿La enseñanza de las iglesias sobre sexualidad?, el amigo Edgar Paniagua. Su artículo en Acento.com.do se encuentra en el siguiente enlace: https://acento.com.do/2019/opinion/8708266-la-ideologia-de-generos-descrita-en-la-biblia/

Respeto  que mencione las posturas bíblicas ante la sexualidad, pero señalo, que en una sociedad secular con un estado laico, debemos discutir los puntos de vista religiosos en función de los aportes de la antropología, como hace Waldo Romo. Insisto, el tema no es de la exclusividad de los  reduccionistas, ni de las feministas y se debe incluir el punto de vista científico de las ciencias humanas, las neurociencias y la psiquiatría como hace nuestro autor reseñado en esta ocasión. Muchas gracias por desarrollar el dialogo. Sigue, porque no es ni el principio ni el final. Todo está en la actitud y la capacidad de dialogar.