La soledad de los presidentes suele sobrevenir cuando es evidente para su entorno que ya optaron por no reelegirse, que esta no es viable o que de cualquier manera se acerca al final de su mandato. El caso del presidente Luis Abinader es diferente, él está muy solo y podría estarlo aun más.
Siendo atípica, esta soledad debe ser explicada: el presidente Abinader abraza una agenda que el grueso de su gabinete y de su entorno no comparte. LA JOYA DE LA CORONA, la más trascendente de las iniciativas presidenciales y aquella que puede cubrirlo de gloria, y ojalá que así sea, es el reconocimiento a la independencia del Ministerio Público, así como la elevación de este al rango constitucional, pero al interior del gabinete ni en los litorales del gobierno se escucha un grito, una nota o un suspiro de reconocimiento, admiración y respaldo a ese proceder.
Aparte del griterío exigiendo empleos, nadie ha escuchado al PRM brindar respaldo al saneamiento de la administración ni a la persecución de la corrupción y el crimen acaso porque sospechan la insensatez de afilar cuchillo contra su propia garganta. Otros funcionarios despachan tweets, notas de y ruedas de prensa para difundir sandeces, cultivar el engrandecimiento personal y venderse ellos mismos como lo que no son; todo eso sin contar los que ya han incurrido en actos de corrupción que, aunque ellos no lo crean, serán mas tarde perseguidos, pero bueno, eso es otra historia.
Una parte del empresariado y la inmensa mayoría de la vieja política se sabe comprometida o beneficiaria preferencial de la corrupción y, en lugar de brindar apoyo por su propia salud futura, se esconde, conspira y teme ser sindicada.
El presidente pues, está solo.
Ahora bien supongamos, por un instante, que mañana una combinación de factores hiciera necesaria o posible la reelección de Luis Abinader. En ese caso, en lugar de verse rodeado de colaboradores buenos y malos, de todo tipo y color, acentuaría su soledad porque todos aquellos – y son muchos y poderosos- que quieren seguir con la corrupción y la impunidad como antes entrarían en pánico. ¡como! Exclamarían. ¿Este desgraciado quiere cuatro años mas para seguir fastidiándonos la vida?
Sabemos de la voces y susurros, tanto empresariales como de la vieja política, que han pedido, demandado, sugerido y de cualquier manera exigido que se pare a doña Miriam bajo la promesa de asegurar la gobernabilidad. Sabemos de lo infundada y falsa de esa promesa. Perseguir a los corruptos es la mejor -aunque no la única- garantía de gobernabilidad.
El futuro cercano nos aguarda con notables cambios, rupturas y traumas. Por ahora, sepamos que el presidente -quien también incurre en su propia cuota de errores- está solo y eso no es bueno ni para él ni para los que abrazamos la causa de hacer justicia.
Por eso y para que se pueda entender mejor soy, estoy y comulgo con RESCATE DEMOCRÁTICO brindando apoyo irrestricto, militante y resuelto al adecentamiento de la justicia y al accionar del Ministerio Público. Ya van 250 mil firmas testimoniando ese apoyo y hay que doblar ese número porque y para que lo sepamos: aquí hoy, hay mas pueblo en ánimo de venganza con fuego y violencia contra los corruptos y los ricos que gente empeñada en hacer justicia conforme a la Constitución y las leyes.