Uno de los primeros aprendizajes que derivé de colaborar con El Arca de la República Dominicana fue la fuerza de la confianza. Las personas acogidas en estas comunidades tienen numerosas limitaciones que van desde la salud y pasan por lo económico para reflejarse con mayor intensidad en el área cognitiva e intelectual. Sin embargo, en una aliteración del título de una exposición fotográfica de Miriam Calzada, “sin embargo son felices”. 

Es posible percibir en ellos la tranquilidad y la confianza con las que han subsistido a pesar de haber vivido momentos de abandono y de falta de fuerzas familiares e individuales que les permitan abordar directamente las numerosas dificultades que pueblan sus vidas.  En ellos cobra sentido la expresión de Jesús de que el ser como niños permite entrar al reino de los cielos.

Ahora, con el cierre de año, nueva vez veo de primera mano y en otros lugares, numerosas manifestaciones de la fuerza de la confianza. Una de las más evidentes y concretas fue divulgada por la Asociación de Bancos de la República Dominicana, que constató el enorme crecimiento acumulado en los depósitos, una señal de fe en el sistema financiero. Esta disposición del público ha permitido al mismo sistema el contar con fondos para dedicarlos a proyectos. Uno no está acostumbrado a pensarlo, pero la banca es la herramienta más socialista del capitalismo ya que permite tomar los recursos y repartirlos para destinarlos a la producción.  Si la administración de estos fondos se hace de manera óptima o por lo menos “confiable” el sistema puede funcionar.  

Nos encontramos entonces con otra nueva evidencia del poder de la confianza. Puesto que el público deposita y los administradores manejan bien, esto se traduce en la posibilidad de aumentar el número de interlocutores. Así tenemos que, en las últimas semanas, no son solo los actores locales los que manifiestan su disposición a trabajar con estos interlocutores, también las firmas evaluadoras de riesgo Fitch Ratings y Standard & Poor’s, mejoraron ambas las calificaciones del país con respecto a meses anteriores.  Visto en términos económicos, pues, la confianza ha resultado positiva para el sistema en su conjunto.

Pero ha sido en lo individual donde he visto mejor manifestado el poder de la confianza. En estos últimos meses del año he presenciado más fallecimientos de los que yo me esperaba, con la suerte que algunos de los deudos han sido grandes personas de fe y, en esos casos, desde los momentos iniciales, el temple se ha hecho evidente. Sin quitar la enorme parte de dolor que ha acompañado a Teresa Grullón y a Magda Francis, sus respectivas actitudes de confianza en un mundo donde el amor y el apoyo mutuo son dadas como evidencias, les ha permitido atravesar estos difíciles momentos con entereza, amabilidad y dulzura. Ojalá a todos nos tocara así, ojalá, como Heriberto, Rozinha y los demás acogidos de El Arca de la República Dominicana, todos estar en condición de recibir los dones de la confianza.