Desde el inicio de la presente pandemia del Covid-19, los gobiernos, las fuerzas políticas y económicas; además de diversos sectores de la sociedad civil y de la comunidad científica de todo el mundo, han sido consistentes en decir que sólo, ningún gobierno está en capacidad de vencer esta pandemia. De eso, algunos funcionarios del gobierno son conscientes, pero callan. Al tiempo que,  siendo consistente con su inveterada tendencia hacia la impenitencia, el PLD,  Danilo y muchos de sus subalternos persisten en desconocer la voluntad de las fuerzas políticas, económicas y sociales del país, de ser parte de las acciones del gobierno para enfrentar los efectos devastadores Covid-19. Pero, buscando sacar provecho político a la crisis, rechazan la colaboración.

Y no sólo buscan ventajas políticas con la crisis, sino acumulación originaria de capital. Ha habido actos de corrupción en la adjudicación de concursos a empresas ligadas por testaferros del candidato presidencial del PLD/gobierno, tal como lo demuestran diversos documentos elaborados por la oposición. Pero no es sólo la oposición la que de denuncia la inexistencia de transparencia en los concursos, sino también la Comisión de Veeduría Ciudadana para la compra y contrataciones del ministerio de salud pública, creada por el Decreto 145-20 del Poder Ejecutivo.

Dicha comisión, en cartas dirigidas a la Directora de Compras y Contrataciones Púbicas y al ministro de la Presidencia, advierte irregularidades en los criterios para seleccionar las empresas que se les adjudican algunos contratos, y que no se cumple cabalmente con la información de las fechas y documentación requeridas para la mayoría de los 22 concursos realizados del 6 al 17 de abril. Es evidente que el ministro de salud carece de autoridad para impedir, si así lo quisiera, que las sinuosas manos de la corrupción aprovechen cualquier resquicio para que determinados funcionarios y/o candidatos del PLD/gobierno incrementen sus fuentes originarias de capital. 

Danilo Medina, quizás en el más pobre discurso que presidente alguno haya pronunciado en nuestra historia política, además de un tratamiento poco serio de varios datos sobre el comportamiento y manejo del Covid-19 en otros países,  incurrió  en una escandalosa manipulación de los datos sobre el manejo del Covid-19 en el país. Dijo que aquí se han hecho 40 mil pruebas para detectar infectados, pero en el Boletín 29 su ministro de salud dice que son 13 mil; que se han recuperado 801 infectados, ese boletín reporta 286, que se han descartado 27 665 casos, su ministro habla de 9,166. En su lastimosa intervención del 17 de abril, afirma que la curva de crecimiento de casos comienza a aplanarse.

Pero el boletín de su ministro, de ese día, evidencia que la curva sigue ascendiendo. En una semana, los infectados pasaron de 2,349 a 3,755, crecimiento de 60%,  los fallecidos, de 118 a 196, aumento del 66%, reporta JB Diaz en un acucioso análisis. El PLD/gobierno es persistentemente impenitente manipulando números, datos y leyes con fines politiqueros. En esta coyuntura, sus abogados/consultores en materia constitucional, con artificios, pretenden crear las condiciones para prolongar la vida del régimen más allá del 16 de agosto. En esa estrategia se inscribe el silencio del PLD/gobierno, frente a la convocatoria de la JCE a elecciones para el 5 de julio.

Diversas bocinas del gobierno enquistadas en diferentes medios de prensa escrita, radial y de televisión, demás en las estructuras de comunicación que operan en las oficinas del gobierno y del partido, junto a algunos legisladores , desde hace algunas semanas han iniciado una suerte de campaña diciendo que no hay condiciones para las elecciones. Mientras diversos sectores de la vida económica, política y social, llaman a la calma, al sosiego como elementos indispensables para que transitemos el camino de la normalidad, estas bocinas lanzan a las calles el fantasma del miedo, del pánico para tratar de prolongar la vida del régimen más allá del 16 de agosto.

Para tan mezquino fin, las bocinas tratan de crear incertidumbre en la población más vulnerables. Eso la lleva a tratar de “normalizar” su vida a como dé lugar y buscando los medios para sobrevivir sin cuidarse adecuadamente para proteger su salud, produciéndose un círculo vicioso: menos disciplina, más tardamos en detener el Covid-19.  Ante esa situación, el PLD calla y el presidente Medina hace una alocución al país, sin referirse a la convocatoria de la JCE a elecciones el 5 de julio, no solamente son cruciales para la solución de la crisis política, sino para la imprescindible normalización de las actividades económicas. Una demanda de varios dirigentes empresariales nacionales, siguiendo las experiencias de algunos países y las recomendaciones de organismos internacionales, para paliar los efectos actuales y presentes de la pandemia.

La crisis sanitaria debe ser enfrentada en todos los órdenes y el político es uno de ellos. El PLD/gobierno, impenitente al fin, se cuece en su inveterada mezquindad tratando de evitar lo inevitable: su salida del poder el próximo 16 de agosto.