Al lo largo de su historia, el PLD ha logrado salir de intrincados atolladeros. En los tiempos en que Bosch lo dirigía efectivamente el método utilizado, generalmente, era cortar las partes del cuerpo del partido consideradas perniciosas sin contemplación alguna. En los tiempos en Leonel y Danilo, salvo cuando el primero aplastó al segundo en el proceso de convención del 2007, el método para salir de sus impases ha sido el de los arreglos entre ambos sin que medie escrúpulo alguno. Pero, ahora deben llegar a un arreglo para salir de un diferendo cuya solución es vital para mantener el partido en poder, pero políticamente mortal para quien tenga que ceder en una pugna tan inaudita como inevitable.

El poder Danilo dentro del partido por momentos ha sido avasallador, pero los escándalos durante sus casi dos años de segundo mandato, sobre todo el de Odebrecht que prácticamente determino el surgimiento del movimiento Marcha Verde que mantuvo en jaque al gobierno durante el discurrir del pasado año, han determinado un inusitado debilitamiento de la figura de Danilo y herido casi de muerte su proyecto reeleccionista. Este, su gobierno y el núcleo duro de su facción se encuentran ante escollos de orden constitucional y frente a una ascendente ola de repulsa social y política que favorece y potencia significativamente a un Leonel que, dado por muerto por ese núcleo y muchos de sus adversarios dentro y fuera del PLD, conoce la potencia de su inusitada nueva y también última oportunidad.

Es proverbial la propensión de Leonel a evitar las confrontaciones, en su enfrentamiento contra Danilo en el 2015 tiró la toalla antes de subir al cuadrilátero; pero sabe que, si esta vez hace lo mismo en una sociedad como esta que tanto valora el arrojo, pasará a la historia como un presidente que no supo ponerse a la altura de los acontecimientos y aborrecido por propios y ajenos. Por esa razón, y porque sabe que el margen de maniobra de Danilo es prácticamente nulo, al igual que el suyo, no tiene otra opción que resistir hasta provocar un arreglo que le abra las puertas a una cuarta nominación presidencial. Ese arreglo no sólo es posible por las hasta ahora insalvables dificultades de Danilo, sino porque la generalidad de la militancia peledeísta sabe que sólo a través de ese arreglo tendría oportunidad de conservar el poder.

La situación de Danilo es que, batiéndose a la defensiva, casi en retirada, debe encontrar una salida para él y los suyos que les garantice salvar el poder o lograr una cuota importante del mismo mediante un arreglo y la de Leonel, puede batirse a la ofensiva aprovechando las dificultades del danilismo para lograr una candidatura y pelear por el poder y/o una ventajosa cuota del mismo para sus conmilitones. Quedaría como salida que otros líderes impongan un inesperado y espurio arreglo excluyendo los dos principales, algo poco probable.  La política es compleja, Marcha Verde ha sido factor clave para el desgaste de Danilo que favorece la posición de Leonel, pero si Marcha Verde no se hubiese producido, la oposición política y social difícilmente tendría la oportunidad que hoy le brinda el impase de Danilo.

Con esa última afirmación no quiero decir que el impase de Danilo lo produjo sólo Marcha Verde, el tema constitucional tiene un significativo peso en las dificultades que este tiene para hacer pasar el proyecto reeleccionista de su núcleo duro. Igualmente, el  desgaste que este tiene es fruto de múltiples factores, entre los que se destacan la sistemática labor de denuncias generalmente bien estructuras y documentadas de diversos líderes de opinión en varios medios de comunicación, de una oposición que, a pesar de lo que de ella negativamente se dice, ha contribuido a ese desgaste mediante la acción de denuncia de su militancia a todos los niveles en los espacios en que esta se desenvuelve y de sectores de la sociedad civil organizada.

Nuestra propensión a hacer los juicios absolutos y/o lapidarios muchas veces nos impide ver el carácter multifactorial de algunos hechos, sobre todo políticos, o a llegar a conclusiones que más que frutos de análisis objetivos de la realidad, son frutos de nuestros deseos. Danilo está en serias dificultades, el PLD está ante un impase como nunca lo había tenido, pero eso no significa que tiene cerrada toda salida, puede encontrar alguna sin que le importe recato o deshonra. En tal sentido, no hay espacio para las especulaciones ni para los quiméricos deseos en que solemos caer en situaciones que se presentan favorables. La oposición tiene que jugar su propio juego consciente de que, si no articula sus fuerzas, el PLD podría superar su espinoso impase.