Antes que nada, deseo expresar que estas reflexiones no son solo de mi autoría si no, el sentir de muchos profesionales del Periodismo Investigativo, que han padecido truculentas medidas en contra de sus derechos, no solo cívicos, si no también, profesionales.

Durante la última década, con el desarrollo de las Autopistas de la Información, el ejercicio del reportaje investigativo se ha convertido en una actividad digna de encomio por la profundidad y alcance de los análisis que han salido a la luz pública.

El Periodismo Investigativo ha desarrollado técnicas sorprendentes mediante el uso de las Tecnologías de la Información y de una oferta de ingenios electrónicos que también han facilitado la penetración e impacto en todo el acontecer geográfico donde se presentan convulsiones sociales y procesos de cambio estructurales.

Además, la gama de oferta de softwares parece no tener fin ya que todos los días llegan al mercado Aplicaciones (APPS) para ser usadas en foto reportajes in situ. Concomitantemente, las redacciones de los Diarios disponen de softwares de composición y edición que facilitan enormemente las labores de diagramación de la prensa escrita, televisiva y radial.

Este “estado de plenitud profesional” podría darnos la impresión que el ejercicio periodístico investigativo se desenvuelve en un hábitat paradisíaco y libre de cortapisas, trapisondas, intrigas e inclusive la muerte. ¡FALSO DE TODA FALSEDAD!

A pesar de estos logros operativos y logísticos, el profesional del reportaje investigativo está expuesto a un sinnúmero de vicisitudes, dentro de las cuales podríamos destacar, las siguientes:

1-Ambiente hostil en el medio laboral donde desarrolla su labor investigativa.

Muchos profesionales del periodismo investigativo han tenido que confrontar las estructuras de administración de la institución donde laboran debido a posiciones encontradas con los dueños y/o los jefes inmediatos; sus conclusiones pueden reflejar parcialidades, indiscreciones, conclusiones sin fundamento, etc. Sin embargo, la mayoría de las veces, su conflicto con el “establishment del medio” se ha debido a que sus pareceres afectan intereses afines a esas estructuras administrativas. No importa si es un Rotativo o una dependencia gubernamental.

2-El acceso a las fuentes de información se hace muy difícil.

Para muchos profesionales del periodismo, llegar a sus fuentes de información le ha costado incluso la vida. Dentro de estas vicisitudes podríamos citar:

impedimentos de entradas; bloqueos de vías de acceso; intimidación laboral; llamadas amenazantes; encarcelación; torturas y eventualmente la muerte. Además, las fuentes también han sido objeto de todo tipo de vejámenes y también la muerte.

3-La desmoralización a través de la desinformación y difusión de conductas inexistentes que  afectan la credibilidad del profesional del periodismo.

iEl uso tácticas difamatorias, para poder desacreditar a los profesionales del periodismo, se ha convertido en una herramienta común que utilizan los gobiernos y las corporaciones afines a estos. El objetivo fundamental  es quitarle credibilidad a este profesional e inclusive, deshabilitarlo de por vida, para que ninguna institución le contrate sus servicios.

4-La invasión del entorno inmediato del profesional del periodismo.

Cada día se hace más recurrente el uso de tácticas de espionaje electrónico para invadir el entorno privado de estos profesionales, llegando al punto de interceptar sus correos electrónicos, sus mensajes de texto, sus llamadas registradas en sus celulares y, por último, la colocación de micrófonos y cámaras ocultas en los sitios que frecuenta. Muchas veces este acoso ha degenerado en un estado de “paranoia inducida” que destruye los lazos familiares y profesionales del periodista investigativo.

Estos tres elementos han contribuido enormemente a la desestabilización del ejercicio libre del periodismo investigativo en todo el mundo. La agrupación de Periodistas sin Fronteras, en su informe para el 2014, referente a América latina señala lo siguiente:

a)- “Venezuela se sitúa en la plaza 137 del mundo y supone una de las mayores degradaciones a lo largo del año, aunque se mantiene por encima de México (148) y Cuba (169), el peor país latinoamericano de una clasificación con 180 Estados”.

b)- “El 2014 fue "un año negro" para la libertad de prensa en Venezuela. En particular, las agresiones sufridas por los periodistas que cubrían manifestaciones, pero también mencionó las amenazas y detenciones arbitrarias de muchos de ellos por las fuerzas del orden”.

c)- “Pero la principal lacra del continente en 2014 fue la incidencia del crimen organizado en la libertad de prensa, registrado en México, Honduras, Colombia, Guatemala, Brasil o Paraguay. Agresiones, amenazas, secuestros, presiones y, sobre todo, asesinatos han creado un clima hostil al trabajo periodístico en determinadas regiones del continente”.

Obviamente, que el ejercicio del periodismo investigativo, en el caso de América Latina, se ha desarrollado dentro de un ambiente típico de “estos tiempos de cólera” y Yo agregaría, intolerancia.