NUEVA YORK.––Los políticos griegos desfalcaron el erario, emitiendo bonos saquearon y quebraron la banca, luego falsificaron las cuentas nacionales y estafaron a la Unión Europea. Ejecutivos corporativos estadounidenses saquearon a clientes, accionistas y empleados, después quebraron sus empresas. La banca le vendió préstamos hipotecarios impagables a 15 millones de personas. Le quitaron sus ahorros, después sus casas y casi $2 trillones al gobierno, desatando una crisis financiera, generando casi 30 millones de desempleados.

Los politicos griegos quebraron su país; los banqueros estadounidenses quebraron éste, empujando la economía mundial por un barranco.

En Atenas y Washington, democracia y libre empresa degeneraron en eufemismos ocultando estafas colosales. La democracia nunca existió, el "demos" (pueblo), nunca tuvo "kratos" (poder); porque la misma élite lo controla todo, y el voto nada cambia.

Nos saquearon los empresarios, nos sodomizaron los políticos y nos abandonaron los periodistas e intelectuales, asumiendo un silencio cómplice, metiéndose la lengua donde no brilla el sol. Y arrestan a quienes protestan en Nueva York, Grecia, España, Inglaterra e Israel, mientras los estafadores siguen sueltos.

Vivimos como en una vela prendida en ambos extremos.  De un lado los empresarios buscando más dinero, del otro los políticos buscando más popularidad. Obsesionados con controlarlo todo, olvidáronse de la humanidad, están perdidos en el laberinto del egoísmo.

Aquí el uno por ciento controla casi el 90 por ciento de las riquezas, en el tercer mundo la cosa es mucho peor, esto seguirá "globalizándose".

Esta incontenible explosión social mundial se contagia con virulencia epidémica, expandiéndose como el hongo de una explosión nuclear.

Asistimos al primer levantamiento popular mundial y los levantamientos pueden ser brutalmente aplastados o triunfar cambiando el mundo. Las élites no quieren ceder ni media micra, el pueblo no aguanta más. Las cartas están echadas, los dados están rodando, escuchemos la trompeta y respondamos al llamado.  Los tambores de Zuccotti Park anuncian el Otoño de Wall Street y una nueva primavera para la humanidad.