Quisieron los azares del destino que dos grandes fechas casi coincidieran en el calendario, como si cada una quisiera salir al encuentro de la otra para complementarse en su trascendencia y en la riqueza de sus significados. Como si ambas se buscaran para crear un espacio de luminosidad histórica compartida.  Son dos fechas que, aunque las intermedian un día de diferencia, están hermanadas por múltiples vínculos comunes de celebración de la vida y de amor a la humanidad.

Seis de marzo y ocho del mismo mes, son dos fechas que aunque no se interceptaron en el calendario, sí se cruzaron en los simbolismos liberadores que ambas representan. Una tiene una dimensión que rebasó el marco local para cobrar importancia internacional en la lucha de los pueblos por una democracia incluyente y redistributiva de la riqueza social, que no deje a los humildes fuera de los beneficios creados por las fuerzas productivas de la nación.

La otra enaltece a un ser que ha sido artífice de grandes episodios heroicos de nuestra historia y que hoy ve coronado su afán de colocarse junto al hombre en pie de igualdad en sus distintas participaciones en la sociedad. Por su fuerza moral y su poder de voluntad, las mujeres han escalado hasta cimas que antes les eran prohibidas. Hoy les rendimos tributos de admiración y de respeto desde esta página como homenaje humilde a su valor y capacidad de sacrificio.

El día en que se rinde homenaje a todas las mujeres del mundo fue seleccionado por el ser humano, el nacimiento del líder de masas más grande y trascendente que registra el país en el curso de su historia patria fue seleccionado por la Providencia

La fecha del 6 de marzo, es el día en que los dominicanos que no olvidamos a nuestros grandes hombres, celebramos el nacimiento de un líder histórico del pueblo dominicano que hasta el último hálito de su vida estuvo batallando por apurar el parto de la historia para que pariera un nuevo amanecer para las masas desheredadas. Un amanecer que fuera el tránsito feliz hacia una vida llena de luz después de la larga noche oscura de las injusticias sociales cuyas tinieblas aun nos arropan.

Nos referimos al nacimiento de José Francisco Peña Gómez, quien viera la luz del mundo un 6 de marzo de 1937, fecha luminosa cuyo resplandor se proyectará por siempre para alumbrar el camino de quienes emulen su ejemplo de entrega, servicio y sacrificio por su país.

Peña Gómez fue un dominicano que se hizo internacional como el día en que la humanidad se dedica a reconocer el valor inconmensurable de la mujer. La prueba de ello fueron las posiciones de relevancia mundial que ocupó como reconocimiento a su vocación de servicio latinoamericanista y pasión fervorosa por la libertad de los pueblos y sus luchas emancipadoras contra el atraso, el hambre y el subdesarrollo.

Avalan esta afirmación los cargos de los que se hizo merecedor para proyectar desde ellos su dedicación no solo a los humildes del país sino de toda Latinoamérica, pues tenía un corazón tan grande que su amor alcanzaba para todos, aun para aquellos que lo odiaban y lo encarnecieron hasta el punto de apresurar su muerte con la calumnia, la intriga y las fabulaciones malvadas.

Entre las posiciones internacionales aludidas, en las que José Francisco brilló y honró, se destacan la devicepresidente de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina (COPPAL); la de vicepresidente de la Internacional Socialista (IS) y vicepresidente de la Asociación Latinoamericana para la Defensa de los Derechos Humanos. También figuró Peña Gómez como miembro del consejo directivo del Instituto Latinoamericano de Estudios Políticos, Económicos y Sociales y miembro del Diálogo Interamericano.

Estas dos fechas, el natalicio de José Francisco Peña Gómez y el Día Internacional de la Mujer, tienen más cosas en común que la proximidad de su celebración; ambas tienen una misma matriz humanística, una misma raíz histórica de lucha social por el reconocimiento de los derechos humanos que las une profundamente en su valor y en su sentido liberador.

El Día Internacional de la Mujer fue escogido por la humanidad, con extraordinario sentido de acierto y de justicia, para honrar a ese ser que constituye más de la mitad de la población mundial y es la madre de la otra mitad. Para darle en ofrenda en al altar de la historia un día especial en compensación por los siglos de marginación, oscuridad, discriminación y opresión social que padeció.

Mientras que el día en que se rinde homenaje a todas las mujeres del mundo, fue seleccionado por el ser humano, el nacimiento del líder de masas más grande y trascendente que registra el país en el curso de su historia patria, fue escogido por la Providencia para darnos a un gran ser humano, y servidor social y político, cuyo ideario y legado hoy nos guía hacia metas de justicia social más provisorias.

Concorde con la relevancia de ambas fechas, el presidente y candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Miguel Vargas, se ha repartido este fin de semana para honrar ambas conmemoraciones:la celebración del Día Internacional de la Mujer y la fecha del nacimiento del líder eterno del partido blanco, José Francisco Peña Gómez. Y como honrar honra, estas acciones están llamadas a enaltecerlo y situarlo en un mayor nivel de valoración política por parte de todos los dominicanos que se alegran de que de nuevo el PRD está de regreso, como están de regreso los que una vez se apartaron.