(“Y conoceréis la superstición y la superstición os hará esclavos”)

La Iglesia de Roma se ha encargado de difundir el pensamiento mágico, la superstición que hoy les permite a nuestros jóvenes creer en Charlie Charlie y rechazar la Ciencia.

¿Qué se les enseña en las aulas que no pueden distinguir entre lo real de lo falso? ¿Por qué no pueden distinguir que al lápiz lo mueve la brisa natural, el soplo o la vibración de la voz y que el demonio no existe?

¡Qué vergüenza! Todo nos indica que nos invade Harry Potter, que usamos el 4% del PIB para educar en la magia.

Si al Ministerio de Educación de verdad le interesara sacar al Diablo de las aulas, de las mentes de los niños, hace tiempo que hubiese exorcizado el Concordato trujillista, el que somete el Sistema Educativo Nacional a la superstición y a la magia.

Y en especial se dedicara a exorcizar el artículo XXII de dicho acuerdo, el que le entrega la educación pública al dominio ideológico supersticioso de la Iglesia de Roma, el que reza, citamos:                                                    

                                              Artículo XXII

  1. La enseñanza suministrada por el Estado en las escuelas públicas estará orientada por los principios de la doctrina y de la moral católicas.
  1. En todas las escuelas públicas primarias y secundarias se dará enseñanza de la religión y moral católicas —según programas fijados de común acuerdo con la competente Autoridad eclesiástica— a los alumnos cuyos padres, o quienes hagan sus veces, no pidan por escrito que sean exentos.
  1. Para dicha enseñanza sólo se utilizarán textos previamente aprobados por la Autoridad eclesiástica, y el Estado nombrará maestros y profesores que tengan un certificado de idoneidad expedido por el Ordinario competente. La revocación de tal certificado les priva, sin más, de la capacidad para la enseñanza religiosa.

De aquí es que sale el verdadero demonio, el demonio de la superstición y de la magia que los niños y jóvenes hoy aceptan, acreditan y comparten en juegos como Charlie Charlie.

El Charlie Charlie es un producto de la ignorancia, laque por siglos le viene insuflando la Iglesia de Roma a nuestra sociedad, desde la colonia nos atrasan; pero ahora más que nunca, haciendo que el Estado Dominicano le incluya en su nómina de educación a los catequistas dogmatizados por el pensamiento mágico con el que cada día rellenan las cabezas de nuestros estudiantes de supersticiones e ignorancias; y en especial a nuestras clases pobres, a las que cargan de pensamientos mágicos que van en contra de la objetivad científica que debe enseñarse en las escuelas.

Este artículo del Concordato a dado al traste con el progreso que una vez le imprimió a la República la Escuela Hostosiana, la que los curas odian y maldicen porque les enseñaba a nuestros jóvenes a no a creer en estas tonterías manipuladoras.

Miles de catequistas pagos por el Estado se dedican cada día a llenarles de supercherías las cabezas de los niños; niños hijos de padres que en su niñez fueron víctimas también de estos curas desalmados que hoy se regocijan de su diabólica obra de ignorancia. En vez de dedicar su tiempo a revelarles cómo pensar correctamente para rechazar inexistentes milagros.

Está bueno ya de que el Estado Dominicano se preste a difundir el pensamiento mágico entre los jóvenes dominicanos, el pensamiento mágico que hoy ha hecho posible que nuestros estudiantes se dediquen a jugar con el diablo Charlie Charlie, en vez de dedicarse a la ciencia objetiva que los libera de la miseria espiritual en que lo tiene sumidos esta Iglesia de Roma que se ha apoderado del sistema Educativo público de los dominicanos.

Pero no nos quejemos, pues, en el Escudo Nacional exhibimos un libro que esta llenó de magia y de supersticiones, un libro que parece decir “Conocerás la superstición y la superstición os hará libres?

Señor Ministro de Educación, señores dirigentes de la ADP, ustedes saben de qué estamos hablando, saquemos de una vez y por toda de las aulas la maléfica superstición que le enseña la Iglesia de Roma a nuestros estudiantes y a sus padres, los que también han sido engañados, ancestralmente, desde niños, por estos curas supersticiosos manipuladores que solo buscan mantenerse chupando de las tetas del Estado, como demonios infernales, chupando del MINERD, del Sistema Educativo Dominicano donde siembran su mala semilla, la semilla de la superstición que le da vida a Charlie Charlie y al Concordato.

Pero no nos quejemos, en nuestro Escudo Nacional exhibimos un libro que esta llenó de magia, un libro que nos dice a voces “Y conoceréis la superstición y la superstición os hará esclavos”.

Dejémonos de pendejadas:

O educamos con verdades y ciencias o propagamos magias y creencias.