Joao Santana es el tipo de asesor electoral para quien todo se vale en política. El principio y el fin es conquistar el poder y mantenerse en él. Eso es todo. 

El PLD encontró en Joao su asesor perfecto, porque además venia en paquete, acompañado de poderosos contratistas de obras, aparte las relaciones políticas extraordinarias de un ex presidente y una presidente activa del gran Brasil. Joao no solo ofrecía exquisito conocimiento de mercadeo electoral, sino también la pericia para la arquitectura de licitaciones de grandes contratos de construcción y el acceso expedito a fuentes internacionales de financiamientos gracias a que en la banca internacional Odebrecht era considerado cliente Premium.

Joao dejó ver su perfil de un empresario de la política, atravesado por un pragmatismo desembozado, durante una entrevista en The New York Times del 5 de abril del 2013. En la ocasión dijo que:

“Así como los sicoanalistas ayudan a personas a tener sexo sin sentimientos de culpas, nosotros ayudamos a que la gente disfrute sin remordimiento la política”.

En otras palabras, disfrutar sin remordimiento cierto tipo de política, incluyendo estafas como parte “lógica” y “natural” de cualquier guerra de liquidación del adversario. En el modelo Joao la competencia política no se asume como parte de la dinámica de la pluralidad y  la tolerancia sociales que legitiman el aparato jurídico – institucional de la democracia, sino como una intensa guerra para asaltar el poder y reelegirse hasta que las trampas se agoten.

Ese “todo se vale” lo vendió exitosamente Joao a Danilo, incluyendo el uso de Quirino convertido en flecha envenenada, políticamente letal contra Leonel. Aquel fue un flechazo mortal, una acción tipo Shaka Zulu contra un adversario en la tribu. 

Los “Papeles de Faride” no lo dicen, pero el exagerado monto de los honorarios facturados por Joao y los pagos hechos después de su encarcelamiento incluyen una retribución muy especial por la genialidad  y eficacia del Quirinazo y, además, por la garantía del silencio. Si Joao habla, nada quedaría en pie en el PLD…y Danilo tampoco; por eso le pagan, aunque siga preso.