Si desde la sombra tienes que ocultarte tras ruidoso vocerío; si es el elogio destemplado de los tuyos lo que más te complace en el silencio; si tu única respuesta es la intimidación difusa contra aquellos que osan rozar tu delicada epidermis tornasol; si no te alcanza tu ambilicado acervo para defender tus inconductas …En fin, si no sales a la luz a defender tus causas por ti mismo, ni tu honor en entredicho, ni las culpas que te condenan en el implacable tribunal de la Historia, es por una razón que se explica en dos simples palabras: tienes miedo.