La Cuarta Revolución Industrial o Industria 4.0 necesita líderes para guiarla e impulsarla. Demanda habilidades y estrategias de liderazgo para influir, inspirar y motivar equipos e impulsar una cultura de innovación y mejora continua en las empresas y organizaciones. ¡Si éstas no los tienen, entonces, tendrán que formarlos!
En su libro “La Cuarta revolución Industrial”, Klaus Schwab (2016) considera el liderazgo como una de las dos preocupaciones esenciales relacionadas con la Cuarta Revolución Industrial: “Necesitamos líderes emocionalmente inteligentes y capaces de modelar y defender el trabajo cooperativo. Ellos entrenarán, en lugar de mandar; se guiarán por la empatía, no por el ego. La revolución digital necesita un liderazgo diferente, más humano”.
El análisis del tema realizado por el Foro Económico Mundial (2017) llegó a la misma conclusión sobre la necesidad del liderazgo en la Cuarta Revolución Industrial: “demanda un liderazgo renovado que requiere invertir, de manera prioritaria, en la formación y el desarrollo de líderes, prestar especial atención a las habilidades consideradas clave en este siglo y adoptar la perspectiva del aprendizaje a lo largo de toda la vida (lifelong learning)”.
En este contexto, tendremos que aprender nuevas formas de liderar: Agregando a este perfil las siguientes condiciones: cómo administrar con éxito a las personas que realizan su trabajo desde su casa, cómo medir y recompensar en un lugar de trabajo virtual y cómo conectar virtualmente diversos conjuntos de habilidades que conducirán a resultados óptimos.
La Cuarta Revolución Industrial requiere “repensar y reexaminar el liderazgo”. El reto principal estará en desarrollar a los individuos que desempeñarán los roles del nuevo liderazgo. Construir una nueva visión y contar con sólidos valores, establecer las competencias deseables en los líderes o sus áreas de acción prioritarias, son tan sólo parte de la ecuación.
Pese a su carrera irreversible, la Cuarta Revolución Industrial no se dará por sí sola. Es indispensable contar con líderes que desarrollen el conocimiento y las habilidades necesarias. Para ellos mismos y los colaboradores. Para esto las empresas deben contar con un Plan de Desarrollo de Liderazgo.
La renovación del liderazgo requiere invertir, de manera prioritaria y planificada, en la formación y el desarrollo de líderes, poniendo especial atención a las habilidades consideradas clave en la Cuarta Revolución Industrial y adoptar la perspectiva de la educación a lo largo de toda la vida.
Los elementos comunes de este Plan de Desarrollo de Liderazgo debe incluir: a) Desarrollo de competencias: implica la identificación y el desarrollo de competencias centrales que desempeñan un papel estelar en el desarrollo de un perfil del líder.
Incluye también: b). Rúbrica de Configuración y Liderazgo: Esto implica delinear aquellos comportamientos que un líder debe seguir. Se ocupa de la identificación de conductas deseables o exitosas, que deben incluir a su vez “habilidades blandas” o “competencias humanas”.
Y Finalmente, c). Extensión de la Experiencia de Liderazgo: Se ocupa de la extensión de la experiencia de liderazgo mediante el manejo de asignaciones desafiantes, tomando el entrenamiento de desarrollo de liderazgo apropiado y lecturas amplias dirigidas para mantenerse al día con las mejores prácticas en administración y otras técnicas de liderazgo en la era digital en el marco de los valores de la empresa y de la sociedad.
Este plan deberá ser monitoreado y evaluado. Tal como expresa Klaus Schwab: “Los líderes necesitan sensibilidad y empatía que les sirvan como su sistema de radar; y valores y una visión para que sean su brújula. Sin un sistema de radar, los líderes no pueden ser responsables; y sin una brújula, no pueden ejercer el liderazgo responsablemente. En definitiva, somos medidos con base en nuestros valores, visión y acciones”.
Debemos poner la mirada en los nuevos perfiles de liderazgo que surgirán en la Industria 4.0. Según el Foro Económico Mundial: “El liderazgo deberá estar orientado a objetivos concretos, debe tener una elevada capacidad de adaptación a entornos cada vez más cambiantes, debe impulsar una nueva cultura corporativa fluida y transversal, y debe ejercer un papel motivador e inspiracional, que impulse la innovación en toda la organización”.
Viéndolo desde una óptica sistémica, como sociedad, el reto es generar la sinergia entre Gobierno, empresas y sector educativo, principalmente el sector técnico profesional, para aportar al desarrollo de las competencias que requerirá la fuerza laboral y los líderes empresariales del futuro y, de forma paralela, capacitar, entrenar y acompañar a los colaboradores que ya están trabajando y necesitan actualizarse.
La Cuarta Revolución Industrial impacta principalmente a las personas y cuestiona el papel que juega el ser humano en el desarrollo de esta nueva corriente. Tal como expresan Benito Echeverría y Pilar Martínez (2018) en el artículo “Revolución 4.0: competencias, educación y orientación”, “quizás la mayor crisis de nuestro tiempo sea la del modelo de pensar, el cómo abordamos los problemas, porque afrontar los retos del porvenir exige ver el mundo desde nuevas perspectivas”.
Veamos el líder de la Cuarta Revolución Industrial desde la inspiración del verso de Antonio Machado: "Solo triunfa quien pone la vela/encarada con el aire que sopla; / jamás quien espera que el aire sople/ hacia donde ha puesto encarada la vela".