El panorama en el que analizamos el uso del libro de texto está permeado por la pandemia que vive la República Dominicana. La realidad pandémica modifica las concepciones y el hacer educativo. Los cambios repercuten en los diferentes actores educativos y sociales del país. La crudeza de la COVID-19 ha transformado la manera de pensar y de actuar en el terreno educativo, provocando la búsqueda de formas distintas de enfrentar los problemas de salud en el desarrollo curricular cotidiano; así como de entender y asumir el distanciamiento físico y social, el uso constante de mascarillas y las regulaciones del toque de queda. Estos aspectos influyen en la dinámica psicológica y social de estudiantes, profesores, padres y gestores. Se observa un contexto educativo marcado por la incertidumbre y las tensiones que genera encontrarse desprovisto de horizontes claros.
La pandemia encuentra un sistema educativo fragilizado por reformas cosméticas históricas que han temido reestructurarlo y avanzar hacia un nuevo paradigma en educación. A este escenario se ha de añadir la situación de la familia, cuya precariedad es manifiesta en lo económico, en la conectividad y en lo educacional. Ahora se combinan virtualidad y presencialidad. A pesar de movernos en tiempos difíciles, se evidencian algunos logros educativos, tales como los esfuerzos que los docentes están haciendo para una habilitación tecnológica progresiva; la incorporación de la virtualidad y de medios de comunicación a la presencialidad; la apropiación y aplicación de programas informáticos para grabación y edición de presentaciones audiovisuales; la gestión de oficinas virtuales; la colaboración de organizaciones sociales, de instituciones y de personas no organizadas para mejorar cualitativamente los procesos educativos virtuales, televisivos y de la radio; las acciones que garantizan la inclusión de estudiantes y docentes que tienen condiciones especiales; el fortalecimiento de la solidaridad entre docentes, estudiantes y la familia; el apoyo de organizaciones nacionales e internacionales para aportarle consistencia a la gestión educativa y a la calidad del desarrollo curricular; el seguimiento crítico y propositivo de medios de comunicación impresos, digitales y redes sociales. Tiene un valor importante la creación de la Mesa de Veeduría para la adquisición de equipos, bienes y productos; y materiales tecnológicos y digitales. Los logros alcanzados conviven con problemas que dificultan el aseguramiento de la calidad y la solidez de los procesos educativos, como gestión curricular débil; apropiación deficitaria e inadecuada del currículo por docentes, técnicos y directivos; carencia de la pedagogía de la educación virtual y de la televisiva; precario acompañamiento a los procesos educativos, tanto en sistematicidad como en direccionalidad; déficit de evaluación continua, de retroalimentación de la práctica; material base para el aprendizaje con poco o ningún sentido estético; déficit metodológico; primacía de contenidos; falta de espacio y relevancia para las artes. Se constata, además, una brecha tecnológica que obstaculiza el acceso a equipos y otros dispositivos electrónicos; poca o ninguna atención al estado emocional y estrés de los docentes; ingreso de personal nuevo que necesita apropiarse del curso de acción del año escolar, generando demora en los procesos; infraestructura física reparable y crisis de servicios esenciales e higiénicos en centros educativos. La ausencia de libros de textos desde 2013 agrava el desarrollo curricular en las aulas dominicanas. Pedagogos e investigadores, locales e internacionales, validan la importancia del libro de texto y la necesidad que representan para la educación de países como el nuestro, donde el mayor porcentaje de estudiantes no cuenta con los recursos educativos básicos para potenciar sus aprendizajes.
Las vicisitudes del libro de texto en los últimos tiempos están vinculadas a la carencia de una política nacional de libro de texto. Es difícil encontrar razones que justifiquen la postergación indefinida de los libros de textos en las aulas. La carencia de una política nacional que garantice la elaboración, evaluación, validación y entrega de los libros de textos a los centros educativos, afecta el aprendizaje. El Pacto Nacional para la Reforma Educativa, 2014-2030 presenta como un compromiso central en el apartado 4.2.9 la definición, aplicación y regulación del Estado de una política editorial de texto y recursos pedagógicos… (PE, 79). Han pasado más de siete años (7) y hasta la fecha se ha hecho poco para responder a este compromiso nacional. Los rasgos del contexto indican que los libros de texto están en carpeta. Hace falta una política nacional que sustente desde la práctica la importancia del libro como referente y complemento en el proceso formativo, desde una mirada crítica, reflexiva y dialéctica. La discontinuidad del uso del libro de texto en los centros educativos dominicanos puede responder a otro tipo de política que habría que develar e investigar. En otros países, el libro de texto no es un recurso central. Es un recurso más. Estos países cuentan con posibilidades económicas y un desarrollo curricular con la calidad requerida. La situación en la República Dominicana es diferente. El contexto educativo es precario y los centros educativos no cuentan con la diversidad, calidad y cantidad de recursos educativos necesarios.
La relevancia del texto adquiere peso, si se toman en cuenta tres aspectos sustantivos:1) Uso intencionado del libro. Esta intencionalidad ha de ser educativa. Desde esta perspectiva no basta con entregarles libros a los centros educativos. Es necesario que se organice y desarrolle un proceso con los docentes. Estos han de apropiarse de la intencionalidad pedagógica del uso del libro de texto. Para ello es necesario tener claro qué se pretende; cómo y cuándo utilizarlo. 2) Sentido del uso del libro de texto como recurso educativo. La construcción de sentido favorece que los docentes y los estudiantes identifiquen e internalicen razones fundamentales para el uso del libro de texto como apoyo a las situaciones de aprendizaje que se crean en el aula y fuera de ella. 3) Docentes y estudiantes se han de preparar para reflexionar sobre valores, experiencias y aprendizajes que derivan de un uso pensado del libro. El envío de paquetes de libros y su distribución como mercancía no tiene nada que ver con aprendizaje pertinente y de calidad.