Hoy no voy a escribir de economía, sino de “lo más importante entre las cosas sin importancia”, según expresión atribuida a Eduardo Galeano, a Jorge Valdano, Arrigo Sacchi y hasta a Juan Pablo II. Y a muchos lectores que no les interese el futbol posiblemente sí les interese el tema de la corrupción.

Sea quien fuera el que inventara la frase, debemos admitir que el futbol es la única pasión capaz de inundar de alegría a una nación entera así como deprimirla de un día para otro. Eso no es fácil de explicar en un país como la República Dominicana, en que la cultura deportiva y las páginas de la prensa se ocupan fundamentalmente de los deportes “made in USA”. Pero el futbol es el deporte de las multitudes en todos los continentes, razón por la cual posiblemente la única palabra que se entiende en todos los idiomas sea la palabra GOOOOL.

Esa misma razón provoca que el futbol sea una gran industria que mueve muchísimo dinero. El campeonato mundial Brasil 2014 ha sido el acontecimiento televisado más visto de la historia, y durante el último período fiscal de cuatro años (tiempo de organización de cada Copa del Mundo), la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA)  tuvo ingresos por 5,720 millones de dólares, por derechos de transmisión y contratos de patrocinio. En adición, el país anfitrión tuvo que invertir más de US$10,000 millones. Pero eso es solo por las competiciones y eventos de carácter mundial, pues es mucho más el dinero que se mueve en las ligas nacionales de los países y en las competencias continentales.

Donde quiera que se mueva mucho dinero sin que esté sometido a estrictos controles brota la corrupción. Muchos dominicanos que han leído sobre los casos de corrupción al interior de la FIFA y de prácticamente las seis federaciones continentales y de quizás 200 asociaciones nacionales, creerán que eso es algo nuevo, pero de mis tiempos en Transparencia Internacional recuerdo que se venía llamando la atención sobre ello desde hace mucho tiempo.

En realidad eso es algo conocido desde hace décadas cuando la FIFA era dirigida por el brasileño Joao Havelange. Con el ascenso del suizo Josep Blatter lo que hizo aquel fue dejar un heredero y encubridor, que supo elevar dichas prácticas a la enésima potencia.

Cuatro factores se encuentran en la raíz del problema de corrupción en el futbol. El primero es la impresionante cantidad de dinero público (sin un dueño definido) que mueve.

El segundo es que la organización y el manejo de estos recursos no estén sometidos a debidos controles. Jurídicamente la FIFA es una entidad privada no lucrativa sometida a las leyes de Suiza, país que uno supone dotado de las más eficaces instituciones. Sin embargo, siempre he tenido dudas de las instituciones de un país que funciona como un gran lavadero, a cuyos bancos va a parar la mayor parte del dinero sucio del mundo. No por casualidad fue Estados Unidos el que destapó la trama corrupta, y para actuar tuvo que esperar a demostrar que una parte de ese dinero había pasado por su territorio o se habían usado sus bancos. Esta misma razón hizo que los primeros presos provinieran de nuestro continente.

Los otros factores se derivan del sistema de elección de autoridades.  El tercero proviene de que cada “federación” nacional tiene el mismo voto que otra sin importar su importancia en lo deportivo. Por ejemplo, si un territorio, así sea una islita de 5,000 habitantes, cuya actividad futbolística no puede ser más que un grupo de adolescentes corriendo tras un balón, decide constituir su asociación y afiliarse a la FIFA, puede participar en las competencias, votar por sus autoridades y participar en la escogencia de sedes para las copas mundiales igual que uno con millones de jugadores y miles de clubes, como puede ser Brasil, Alemania, Japón o Nigeria.

Hay tantos territorios diminutos que forman parte de la FIFA, que la misma tiene más miembros que Naciones Unidas; a manera de ejemplo, en áreas como el Pacífico, Europa y el Caribe hay decenas de microestados e incluso territorios no soberanos que son miembros de las federaciones continentales y de la mundial.

Esto explica que la Confederación de Sudamérica, que tiene 9 copas mundiales (de las 20 disputadas), apenas cuenta con diez votos en la FIFA, mientras que América del Norte, Central y Caribe (la CONCACAF) tenga 41 votos a pesar de que nunca ha tenido ningún campeón ni subcampeón mundial.

Si una asociación sin nadie a quien rendir cuentas recibe una subvención anual de 250 mil dólares, recibe la visita de un semidiós, se le dona un millón de dólares (que para los estándares de la FIFA no es nada) para construir un campo de futbol y oficinas, y a su presidente se le invita a lujosos hoteles en Europa con fabulosas dietas, es muy probable que en la próxima elección vote sin mayor espíritu crítico.  Y si se le ofrece dinero por la escogencia de sede para el próximo Mundial…

No queremos insinuar que un directivo de un pequeño país sin tradición futbolística sea más propenso a recibir o dar sobornos que uno de otro país con grandes ligas. Lo que pasa es que tiene detrás mucho menos dolientes, vigilancia y contrapesos. Pero, como afirma la teoría de las ventanas rotas, si los primeros delinquen y los demás ven que no les pasa nada, esas prácticas terminan generalizándose y envolviendo a todos, aún aquellos provenientes de países con instituciones fuertes como EUA, Francia o Alemania. Por tal razón ahora casi toda la dirigencia del futbol está contagiada, hasta el punto de que al suspender un directivo no se puede aplicar la línea sucesoral porque al siguiente también se le menciona como envuelto.

Y el cuarto factor es la reelección indefinida. Entre Joao Havelange y su pupilo Josep Blatter tienen más de 40 años dirigiendo la burocracia mundial del futbol. Y eso mismo aplica a muchísimos directivos a nivel mundial, continental y nacional.

A propósito, ¿saben cuántos años tiene el actual presidente de la Federación dominicana? Los mismos años que Blatter, a quien The Guardian califica como el más brillante dictador no asesino del último siglo”.

Nuestro país nunca ha llegado a posiciones altas en la burocracia futbolística mundial y ningún dominicano ha sido mencionado como parte de esta trama, pero dice el diario español El País  En abril, durante la reunión anual de los representantes de Norteamérica y Centroamérica en la FIFA, Osiris Guzmán, máxima autoridad del fútbol de la República Dominicana, hablaba en otro sentido al comparar a Blatter con Jesucristo, Nelson Mandela y Winston Churchill. “¿Por qué va a ser diferente de esos otros hombres?”, pregunta Guzmán, a quien la FIFA apartó del fútbol durante 30 días en 2011 debido a un escándalo de compra de votos. Y, ya puestos, añade a Moisés, Martin Luther King y Abraham Lincoln”. http://elpais.com/elpais/2015/06/15/eps/1434377811_308157.html

Creo que ya es hora de que las asociaciones locales de mayor tradición, como las del Distrito, Moca, La Vega, Jarabacoa, Santiago, Bayaguana, Puerto Plata, San Juan o La Romana tomen la iniciativa para un proceso de renovación.

Y no menciono a la de San Cristóbal, que en lo deportivo tiene reconocidos méritos, porque es presumiblemente la beneficiaria principal de la gestión. Eso explica que casi todo el dinero público y el aportado por la FIFA haya ido a esa ciudad que, insisto, no es que no lo mereciera, pero que Moca, que ha sido campeón nacional más veces que todas las otras ciudades juntas, estuviera a punto de no poder participar en la recién estrenada Liga de Futbol Profesional por no tener un estadio apropiado, para lo cual tuvo al fin que habilitarse un estadio de beisbol.