Pensando seriamente en lo que deba pasar después de la pandemia se hace más que necesario plantearse el futuro como un derecho de todos. Tal como expresa Daniel Innerarity “El ser humano es el único en el mundo de los seres vivos que sabe que hay futuro. Si los humanos se preocupan y esperan es porque saben que el futuro existe, que éste puede ser mejor o peor y que eso depende en gran medida de ellos”.
Lo mismo le sucede a las sociedades. También ellas deben desarrollar la capacidad de ver más allá del momento presente. Donde no se prepara el futuro, la política se limita simplemente a gestionar el presente empobreciendo la retórica actual del futuro que parece haber sido restringido al ámbito de las innovaciones tecnológicas y los mercados globales.
El futuro es esto que nos pasa hoy y nadie podrá evitar que sea nuestro futuro. Necesitamos participar en la composición de la agenda del futuro dominicano después de la pandemia. Lo que será el post-Covid-19 dependerá de los argumentos que ahora seamos capaces de colocar en el debate.
Para que todos los dominicanos desplieguen sus proyectos de vida plena en comunidad se deben propiciar el análisis, el debate y la planificación del futuro como un desafío político, de la sociedad y del Estado.
Necesitamos construir horizontes colectivamente mediante el debate plural y abierto, evitando que otros lo hagan por nosotros, máxime cuando no nos aseguran con transparencia lo que deba ser el destino de todos.
Se requiere democratizar el deseo de los ciudadanos para que no sólo tengan derecho a defenderse de los estragos de la pandemia, sino que también puedan asumir como un derecho el poder aportar sus propias visiones del futuro y, de la misma manera, procurar que sean escuchadas y tomadas en cuenta.
El problema de la democratización del debate sobre el futuro y la participación de los ciudadanos fue iniciado por Alvin Toffler (1985): “al votante se le consulta acerca de problemas específicos, nunca acerca del futuro que prefiere… En las raras ocasiones en que se le consulta, resulta que no hay un medio organizado para que sus ideas entren en la arena política. Yugulado del futuro, se vuelve políticamente un eunuco”.
La política debe aprender a llevarse bien con el futuro. Ya muchos países están estableciendo estructuras y plataformas para la construcción colectiva del futuro después de la pandemia asumiendo el postulado de que “el futuro no es aquello que va a suceder, sino es el proyecto de construcción colectiva que hilvana, en el contexto general, nuevos horizontes y nuevos modos de andar”. (“Argentina Futura”).
Aquí también debemos comenzar construir nuestro futuro colectivo. El diseño del futuro del país después post-Covid-19 no es un asunto exclusivo del gobierno. La salida requerirá de un nuevo y más amplio consenso sobre el que ya es recomendable comenzar a trabajar.
La iniciativa debe involucrar a gobiernos y líderes locales, empresarios, académicos, especialistas de la salud, economistas, sociólogos, psicólogos sociales, filósofos, ambientalistas y dirigentes opositores. Debe hacerse con transparencia, sin manipulaciones para obtener ventajas sectoriales, sin demagogia y sin autoritarismo.
El manejo del futuro tiene también una dimensión ética que lo convierte en imperativo para todos. El filósofo alemán Hans Jonas es el principal defensor de lo que llamaría “una ética orientada al futuro o de la responsabilidad”, que pretende «proteger» al futuro de las consecuencias causadas por las acciones del presente y pensando en las futuras generaciones: “no pongas en peligro la continuidad indefinida de la humanidad en la Tierra”.
El futuro es un derecho. El imperio de la ignorancia y la incertidumbre lo destruyen. En cambio, la construcción colectiva de convivencia en la diferencia y con un Estado presente que garantice la sustentabilidad de políticas consensuadas, reduce la incertidumbre. ¡Amplía derechos! ¡Amplía futuros!
El futuro tiene muchos nombres, dice el poeta francés Víctor Hugo: “Para los débiles es lo inalcanzable. / Para los tímidos es lo desconocido. / Para los valientes es la oportunidad”.