La medida de detener el proceso de transacción entre el Estado y los falsos propietarios de terrenos ubicados en áreas protegidas, constituye una correcta actitud del presidente Medina. La misma tiene un importante significado porque este, oyendo el reclamo de diversos sectores, frena una acción de saqueo de bienes de carácter público, recomendada por miembros del pasado y del presente gobierno para favorecer a mafias del sector turístico e inmobiliario.
Medina, guiado por su inveterado pragmatismo y tacticismo, cometió dos errores simultáneamente, creyendo encontrar una forma de impulsar el desarrollo de la región Sur, procedió a legitimar la venta dolosa de esos terrenos a las referidas mafias, por recomendación y presión de muchos funcionarios y bocinas gubernamentales urgidos de resolver un entuerto por ellos creado en la pasada administración y segundo, creyó que con eso alimentaba y distraía la boa que amenaza con estrangularlo.
La campaña mediática para justificar la estafa, se montó apresurada y torpemente, participando de ella las principales bocinas gubernamentales en un encuentro en Palacio. Pero pudo más que ese engendro, las contundentes protestas de sectores de opinión de mucha legitimidad social, la cual fue determinante para que Medina optase por evadir una ola que tendía a convertirse el tsunami que barrería la tendencia hacia el alza de la valoración que de él y su gobierno tiene una significativa franja de la población.
A veces, rectificar es demostración de valentía, no de debilidad. Enfrentar a los beneficiarios de la venta de terrenos públicos a precio vil, como lo hizo el pasado gobierno y plantarse ante la presión de funcionarios y bocinas de su propio gobierno, beneficiarios los unos y acostumbrados a la perversa divisa de que "el poder es para usarlo", los otros, constituye un acierto del presidente Medina que merece ser saludado.
Sin embargo, para que el gesto no sea otro hecho aislado, el gobierno debe terminar con las ambigüedades del Ministerio Público para que el expediente de ese caso no sea archivado y tapado con el manto de la impunidad, como se ha hecho y se quiere hacer con varios expedientes, querellas y denuncias de corrupción contra muchos funcionarios del gobierno anterior debidamente documentadas, como las hechas por el partido Alianza País, a través de su presidente.
Está claro que si bien la suma de gestos aislados, las visitas/sorpresas de fines de semanas, su perfil de hombre sencillo y la inexistencia de una oposición política eficaz le ha permitido lograr una buena valoración en la población, de por sí, esos elementos son insuficientes para hacer una gestión sustancialmente positiva. Con un Ministerio Público ambiguo y hasta pusilánime, terminará como un simple continuador de una gestión que en su momento criticó acremente.
Dar muestra de lo contrario, significaría asumir los reclamos de la población para que se detengan la explotación de Loma Miranda, el proyecto de construcción de la carretera Santiago/San Juan, para que el país obtenga mayores beneficios de las ganancias obtendrá la Barrick Gold por medio de su leonino contrato otorgado por la crápula política, se enjuicien los funcionarios del anterior gobierno sosteniblemente acusados de corrupción y para que integre un gabinete que no sea un bochorno como el actual.
En tal sentido, sin decir que será el día D del presidente Medina, no están descaminados quienes afirman que el discurso de rendición de cuentas que este habrá de decir en fecha de hoy ante el Congreso Nacional, podría indicar si su frenazo ante el peligro lo aprovechará o no para desviarse del camino de la perdición.