Perdonen mi necedad, pero… ¿A mí qué me importan Leonel, Danilo, Abinader, Hipólito y demás yerbas, si los framboyanes están florecidos? ¿A mí qué me importan la basura, el calor, la policía, los tapones, la gasolina, el salario, el dólar, la patria y sus absurdos y todo lo que olvido, si ha estallado el fuego de los framboyanes? ¿A mí qué me importan el pasado, el futuro, la vigilia, el sueño, los países, los triunfos, los fracasos, las banderas, los himnos, las fronteras, las verdades, las mentiras, los triunfos y las derrotas, si tengo el privilegio de gozar los framboyanes florecidos?