En su notable libro de 2019, “El Estado emprendedor”, la economista Marianna Mazzucato siembra la simiente de lo que luego llamaría una “economía orientada por misiones”, en sus próximos libros de 2021: “Misión economía: una guía para cambiar el capitalismo” y “No desaprovechemos esta crisis: lecciones de la covid-19”.

En la primera obra, la pensadora adelanta la tesis que desarrollaría después sobre las alianzas público-privadas para resolver los grandes problemas económicos y sociales de las naciones, pero, además, le reserva un lugar en la mesa a la sociedad civil organizada y a los agentes sociales en los territorios descentralizados, como jugadores clave en la búsqueda de soluciones nacionales y globales.

“El proceso de creación de valor público es tan importante como el resultado final”, escribe Mazzucato, “que idealmente debería ser el producto de un diálogo dinámico con la sociedad civil a través de nuevas formas de colaboración entre organizaciones del sector público, el sector privado y organizaciones y movimientos de voluntariado en el ámbito local, regional y nacional”.

“La exitosa respuesta de Vietnam ante la COVID- 19”, ilustra, “es un ejemplo interesante.

Los libros de Mazzucato nos animan a aplicar los mismos niveles de audacia y experimentación de las misiones a los problemas más importantes de nuestro tiempo, sean estos desafíos sanitarios, como las pandemias; retos medioambientales, como el calentamiento global, o desafíos educativos, como la brecha de oportunidades y rendimiento entre estudiantes, debida, en parte, a un acceso desigual a la tecnología digital.

Como ejemplo de lo que se puede lograr a través de lo que la pensadora llama economía orientada por misiones, Mazzucato propone y analiza el programa Apolo, de la NASA, que hizo posible el alunizaje en 1969, movilizando el 4% del presupuesto nacional y las economías de miles de grandes, pequeñas y medianas empresas, universidades y diferentes organizaciones, no solo de Estados Unidos, sino de decenas de países.

Lecciones de la pandemia

¿Cómo superar las diferentes brechas sociales y económicas que se subsumen en la madre de todas las brechas: el abismo entre quienes lo tienen todo y quienes no tienen nada? ¿Qué hacer cuando todos los modelos económicos han demostrado ser incapaces de traer equilibrio al mundo?  Las soluciones dependen, según Mazzucato, de la organización de la economía, más que de la cantidad de dinero que se dedique a estos problemas; dependen de las capacidades y del tipo de asociaciones que puedan crear los sectores público y privado. 

Mientras observa el abordaje público que los estados han dado a la pandemia del COVID-19, la escritora destaca que la intervención gubernamental solo es efectiva si el Estado tiene la competencia correspondiente para actuar, esto es, la capacidad de guiar la economía como una misión.

“Lejos de limitarse al papel de ser, en el mejor de los casos, el que corrige los fallos de mercado y, en el peor, el que externaliza servicios, los gobiernos deberían invertir en crear áreas cruciales que sean poderosas, como la capacidad productiva, las competencias de contratación, las colaboraciones público- privadas que sirvan genuinamente al interés público”.

Pero siendo la carrera espacial del programa Apolo el caso por excelencia al que Mazzucato dedica más esfuerzo de análisis para explicar su tesis sobre la economía guiada por misiones,  pudiera pensarse que este concepto no funcionaría en países emergentes.  Sin profundizar en ese aspecto del debate, la autora deja caer un par de ejemplos tangenciales para ilustrar cómo se pueden movilizar y aglutinar en torno a una causa las fuerzas vitales de una sociedad que puja por el desarrollo.

“La exitosa respuesta de Vietnam ante la COVID- 19”, ilustra, “es un ejemplo interesante. "Aunque se trata de un país ‘emergente’ en cuanto a su nivel de desarrollo, su Gobierno fue capaz de estimular con mucha rapidez el desarrollo de kits de prueba de bajo coste. Esto fue posible porque tenía la capacidad de movilizar a diferentes sectores de la sociedad (la academia, el ejército, el sector privado, la sociedad civil) en torno a un objetivo común y de usar estratégicamente la contratación de investigación y desarrollo (I + D) en materia de salud, para ‘acumular’ soluciones innovadoras”.

“Una colaboración público- privada efectiva permitió la rápida comercialización de los kits, que luego se exportaron a Europa y otros lugares, además de ser usados en el propio Vietnam. Adicionalmente, el Gobierno fue capaz de motivar a los cartelistas, para que aprovecharan creativamente de las redes sociales e incluso de fabricar sellos para promover un cambio en la conducta”.

“En India, la historia de éxito del estado de Kerala también es (al contrario que la desigual respuesta nacional) el resultado de inversiones a largo plazo en sanidad (entre ellas, los protocolos establecidos después del brote del virus de Nipah en los años 2018-2019 que) y un modelo eficaz de asociación público-privada entre los servicios médicos estatales y proveedores privados”.

Subcontratación privada, liderada desde lo público

Aunque Mazzucato es una crítica ácida de la externalización de las labores del Estado, se cuida de precisar: “La externalización no es un problema en sí mismo, siempre y cuando los gobiernos sigan siendo capaces, estén preparados para asumir riesgos y sean previsores; y siempre y cuando las ‘asociaciones’ fundamentales con el sector privado estén de verdad concebidas en aras del interés público”. 

En lo que no transige la economista es en que el Estado delegue el liderazgo del emprendimiento innovador en los temas de interés público; renuncie a la creación de capacidades de gestión en el tren público; consienta la ejecución deficiente asignada al aliado privado y en solo socializar los éxitos (las ganancias), pero no así los fracasos (las pérdidas) del emprendimiento, como suele suceder en las alianzas público-privadas o en la externalización de las labores de ejecución.

Va más lejos la pensadora progresista cuando afirma que la labor del Estado no puede reducirse a arbitrar o a corregir las fallas del mercado, partiendo de premisas que, a su entender, son solo mitos, como aquella de que el Estado, por defecto, no es innovador ni emprendedor o lo es menos que el sector privado.

La economía orientada por misiones es una forma de implementar la direccionalidad dentro de la economía, entiende Mazzucato. Desde su óptica, lo que llama “el valor público” surge de la interacción entre los sectores público y privado y la sociedad civil. De hecho, el mercado y la propia economía pueden ser considerados un resultado de las interacciones entre estos sectores.

Las políticas del Gobierno no son solo una “intervención”, sino que ayudan a conformar los mercados, en un marco de innovación y emprendimiento, para acometer con éxito los grandes desafíos sociales que ninguno de los tres sectores -privado, público y social- puede resolver por sí solo.

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El autor es consultor en innovación y comunicación.

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