La colocación de los “comunitarios beneficiarios” de las visitas sorpresa del Presidente/candidato como espalderos del presidente/candidato en el acto/espectáculo de proclamación de Danilo, y no el otrora todopoderoso Comité Político del PLD, relegado a un inusual discreto protagonismo en un evento de ese calado, el constante y subliminal llamado a la “unión” y “paz”, evidentemente dirigido a los protagonistas de las guerritas internas dentro de ese partido, evidencian que esas visitas serán parte de los ejes principales de campaña reeleccionista y que a pesar de la presencia de Leonel en esa actividad, las tribulaciones del PLD se mantienen.

Contrario a los usos y costumbres que configuran la cultura peledeísta, más que del PLD, el acto fue de Danilo, un mensaje entendido por Leonel que lo manifestó claramente con su lenguaje corporal durante el evento. No obstante, lo que más acentúa las tribulaciones del PLD son los resultados que arrojan algunas encuestas no publicadas y la recién publicada Gallup Hoy, entre otras. Preocupa a Danilo y a sus estrategas de campaña, no sólo el dato frio de que desciende en la aceptación y valoración de él y de su gobierno, sino que ese descenso es sostenido y de mantenerse la curva que proyecta su caída, podría naufragar su proyecto reeleccionista.

Sin embargo, ahora es cuando verdaderamente comienza la campaña electoral, ahora es cuando la maquinaria de corrupción y compra de conciencias de parte del PLD se pondrá a todo vapor para revertir la tendencia hacia la caída del candidato del proyecto de poder continuista/peledeísta. En tal sentido, a quienes apuestan a la derrota del continuismo contando básicamente con los problemas del mencionado partido, quienes, como algunos “alternativos”, apuestan a que dicha caída provocaría una segunda vuelta que automáticamente decreta la derrota de la reelección se les podría pelar el billete.

La realidad que confirman algunas encuestas, es que en este país el bipartidismo aún no ha colapsado, que el incuestionado ascenso de la candidatura de Luis Abinader constituye una palmaria demostración de que ante la inexistencia de evidentes alternativas al bipartidismo este puede recomponerse, que puede pasar por crisis, incluso profundas, y recuperarse. Igualmente, la lectura de esas mediciones en sus diversos momentos, permite afirmar que la victoria del reeleccionismo no es ineluctable, como parecería que algunos quisieran que fuese, ni que la oposición ya puede celebrar.

…a quienes apuestan a la derrota del continuismo contando básicamente con los problemas del mencionado partido, quienes, como algunos “alternativos”, apuestan a que dicha caída provocaría una segunda vuelta que automáticamente decretala derrota de la reelección se les podría pelar el billete

Falta mucho camino por recorrer en la batalla entre toda la oposición y el poder absoluto y disoluto del PLD. Este último cuenta con enormes recursos materiales e institucionales, con una sociedad con grandes franjas envilecidas por las dádivas, de la que participan profesionales e intelectuales cooptados y la primera, a pesar de dar claros visos de sostenido fortalecimiento, tiene que mostrar sus dientes y ser más incisiva/proposistiva y además, dar una demostración de unidad generosa que le permita dar el salto definitivo como fuerza con capacidad real de derrotar el continuismo. De eso, todos deben dar demostración ahora, no cuando sea tarde.

En ese sentido, la oposición debe evitar los discursos de descalificaciones, pues con eso se reafirman las posiciones de sectarismo irracional e infecundo en franjas opositoras, contrario a lo que puedan desear y expresar sus direcciones en otro escenario, podrían mantener una actitud de suicidio político al desoír cualquier llamado a la formación de un bloque opositor en un eventual escenario de segunda vuelta. En ese eventual momento, de hecho, quien se abstenga de votar su abstención se convertirá en un voto para el candidato de la corrupción y del continuismo y con ello, sin proponérselo, estaría asumiendo una actitud de irresponsabilidad cívica de lamentable consecuencia política, algo en que deberían pensar no solo el potencial abstencionista, sino el dirigente de cualquier franja opositora en sus discursos de campaña.

Con ello no me propongo dar directrices a nadie, simplemente expresar una opinión que entiendo hacerla desde una perspectiva decididamente política y desde una posición que se inscribe dentro de lo que entiendo la ética de la responsabilidad en mi accionar político. Se es responsable desde el punto de vista cívico y político, cuando se participa de manera activa en los procesos que conciernen a toda la sociedad. La abstención en coyunturas como la presente es no participar en un proceso definitorio para el futuro mediato e inmediato de la sociedad dominicana.

Danilo ha montado un espectáculo político, donde a pesar de su grosera manipulación de los hechos, no ha podido despejar las preocupaciones suyas y de sus estrategas de campaña, pues son conscientes de que de manera sistemática las mediciones indican un descenso de su popularidad y de la intención de votos hacia él, pero faltan acciones para que ese descenso se mantenga sostenible.

Hacer que eso suceda sería mortal para sus aspiraciones. Es la única oportunidad para detenerlo que tiene la oposición toda. Es esa su suprema responsabilidad.