Sépalo quien lo ignore y créalo quien lo dude: José (Pepe) Mujica, presidente de Uruguay, país latinoamericano del que nos separan unos diez años luz de conciencia ciudadana, ha rechazado un millón de dólares que le ofrecen por su cepillo Volkswagen de 1987, joya que conserva con amor, por ser regalo de sus compañeros tupamaros, y que él mismo maneja por Montevideo con gasolina que paga de su bolsillo. "No soy pobre. Pobres son los que se dedican a cuidar todo lo que acumulan en exceso”. Tras su ejemplo, dudo que mañana alguien se atreva a enriquecerse con el erario. (Y dudo más que ese pueblo lo permita).