El Congreso Nacional, con sus pocas excepciones, en ambas cámaras legislativas ha tenido una historia de sumisión como cuerpo institucional ante el poder ejecutivo que en muchos momentos ha significado la anulación de una de las más importantes funciones que la Constitución de la República le confiere que es la de la fiscalización de los demás poderes del Estado.
Estoy convencido de que una acción sustancial que nuestro país necesita para hacer avanzar nuestro democracia y robustecer la fragilidad institucional que nos agobia es tener un Congreso Nacional más plural que permita generar un espacio de concertación que no se limite sólo aquellos temas que interesan al Poder Ejecutivo, esté ocupado por el partido que sea, pero esto no puede ser solo por un periodo de 4 años, sino que apelaría a que fuera al menos un proceso que durará dos décadas o más.
Estas es una idea difícil de concretar bajo el actual sistema electoral dominicano que es en su forma y fondo injusto y orientado a favorecer a las mayorías, y no la pluralidad, que es lo que debería primar, pero mientras tanto en estas elecciones generales pautadas para el 5 de julio tenemos una oportunidad de avanzar en ese sentido por varias razones.
Lo primero es que la eliminación del arrastre a nivel legislativo permite que las y los electores puedan fragmentar su voto por el senador o senadora que prefieran en su demarcación a la vez de que no están obligados a sumar ese voto a los candidatos/as a diputados/as de la misma, si no se sienten representados en esa boleta, y hacerlo en la de otro partido, aun cuando estos no sean aliados, y viceversa.
En segundo lugar, ayuda bastante para la nueva composición del Senado y la Cámara de Diputados/as que debemos tener a partir del 16 de agosto, las amplias líneas de acuerdo que los diversos partidos de oposición han logrado para llevar de forma conjunta o parcial, en más de 15 provincias del país, candidatos/as comunes con serias posibilidades de competir con los candidatos del oficialismo.
Y, por último, creo además, que los últimos años han servido para aumentar los niveles de conciencia ciudadana respecto a la necesidad de que el Congreso Nacional deje de ser un sello gomígrafo, subordinado al presidente de la República, que, al margen de la coyuntura y los obstáculos, producto de los efectos del Covid-19 se hará sentir en estas elecciones.
@FranielGenao