En el pasado reciente los partidos políticos de nuestro país obedecían dogmas e ideologías políticas como el Social Cristianismo, la Social Democracia, el Marxismo-Leninismo y otras tantas corrientes del pensamiento político y social que se basaban en un conjunto de ideales, principios, doctrinasmitos o símbolos de un movimiento socialinstituciónclase o un grupo grande que explica cómo la sociedad debería funcionar; así mismo nuestros líderes acuñaron frases como “La Patria no se le usa, se le sirve”, "Servir al Partido para servir al Pueblo", “Quien roba en mi gobierno le corto las manos” y otras tantas frases que acunaban honestidad, rectitud, vocación de servicio y otras virtudes (entonces virtudes) y cualidades que deberían tener como estandarte los posibles gobernantes.

Incluso el Articulo 11 de nuestra Constitución  establece el Juramento que deben prestar los funcionarios públicos, en el que juran a Dios y prometen a la Patria, observar y defender la Constitución y las leyes de la República, y cumplir fielmente los deberes de su designación, y que si así lo hacen, que Dios los ayude, y si no, Él y la Patria lo demanden, estableciendo su responsabilidad de observar y defender la constitución y las leyes.

Sin embargo el clientelismo político de hoy en día, ha traído como consecuencia una penosa inversión de estos valores, en la que vemos a líderes políticos, medios de comunicación, importantes comunicadores y simples miembros de los partidos, señalando a los buenos ciudadanos que critican, someten y condenan a los malos dominicanos y malos compañeros de partido, que han faltado a su juramento, a la patria misma y al pueblo que los eligió, cometiendo actos de corrupción.

Increíblemente, aquellos que faltaron a nuestra confianza, a los que les dimos a administrar la cosa pública y nos defraudaron, esos que faltaron a los mandamientos de Dios, a la constitución y a las leyes dominicanas, hoy, para algunos permeados con ese clientelismo, resultan ser las víctimas y no los victimarios.

Entendemos que la mejor forma de desacreditar la lucha contra la corrupción es aplicándola sólo contra algunos corruptos favoritos, sin embargo por algún sitio hay que comenzar y todos debemos promover este inicio; además, más vale una débil lucha contra la corrupción, pero lucha, que la inacción o mucho peor aún, la defensa de esos corruptos (cualesquiera que sean) que en un momento determinado se persiguen y/o se investigan.

En los países desarrollados notamos que la conciencia y el empoderamiento del pueblo genera que haya políticos que respeten las mejores prácticas de la convivencia ciudadana, trabajando por los mejores intereses de sus respectivas naciones, así como medios de comunicación de vergüenza que  promueven esas prácticas y esos valores;  sin embargo, en nuestro país hay hombres y mujeres de grandes valores, medios de comunicación con más qué vergüenza y gran responsabilidad, pero que hay una cada vez más grande minoría de políticos, empresarios y profesionales de la comunicación, que pretenden que creamos que el mal compañero, compatriota o colega, es el que hace la denuncia del acto de corrupción, cuando sabemos que  aquellos que los cometen son los que hacen el daño al partido y a toda la sociedad dominicana.