No le da el dengue. No se le pega la chikungunya. No le ataca el virus del zika. No lo afecta el cólera. Y, además, es inmune a las denuncias contra la corrupción y la impunidad; a las protestas por los apagones; a las preocupaciones por el costo de la vida; a las quejas por los impuestos; a las demandas porque baje más la gasolina; a la falta de empleos; al terrible aumento de la delincuencia y a la barbarie en calles y carreteras… Inmune a todo, sordo, ciego, mudo y sin escrúpulo hasta para comerse un tiburón podrido. ¿Qué azar del destino nos puso a Danilo en el camino? ¿Nos lo trajeron los Reyes Magos?