Al margen de los intríngulis jurídicos observados o no, en las razones que tuvo el Tribunal Superior Electoral, (TSE) para evacuar la sentencia que anuló nueva vez la Convención del Partido Revolucionario Dominicano que ratificó a Miguel Vargas como su presidente y las demás autoridades hasta el 2021 y que modificó los estatutos de esa organización, en cuyo dispositivo invalidó todas las decisiones que se tomaron en la XXXIV Convención Nacional Extraordinaria Pedro Franco Badía el 3 de diciembre del 2017, por falta de convocatoria, en razón de que la misma fue convocada por el Comité Ejecutivo Nacional en la reunión que el organismo declaró nula por falta de quórum, tiene unos efectos políticos.
Ante ese eventual efecto político, a juzgar por las reacciones, principalmente del PLD, a través de las declaraciones de Reinaldo Pared Pérez y el propio PRD (aliados y por aliarse) se disparó el instinto de conservación, que coloquialmente yo comparo con un desahogo o reacción del que sufre un golpe en un ojo, que lo primero que le viene a la mente es que lo perdió todo, y que jamás verá el camino porque quedó ciego, perdiendo por instinto, la capacidad de asegurarse si los efectos del golpe fueron tan severos, como para inhabilitarlo y sacarlo de circulación.
A este efecto, me permito razonar lo que desde mi óptica, se desprende políticamente de la susodicha anulación.
La estructura de dirección de Miguel Vargas Maldonado, queda prácticamente inhabilitada para la reserva del 20%, ya que el artículo 57 de la ley 33-18, establece como tope para hacerlo el 7 de junio del 2019, pero tampoco en este mismo orden, podrá inscribirlas en la Junta Central Electoral, porque pierde la categoría de máxima dirección colegiada, según lo establecido en el artículo 50 de la ley de partidos, movimientos y agrupaciones políticas.
A mi juicio, a la carrera Miguel Vargas tiene dos vías. Primero, volverse un Félix Sánchez, y reconvocar una asamblea cumpliendo con todo lo de la nueva ley electoral, debido a que las reglas de juegos son otras., y un segundo paso, sería hacer un pacto interno con la parte disidente y realizar una convención de consenso. Lógicamente, con la distribución de cargos y posiciones jerárquicas dentro del partido, si es que esta parte acepta.
El meollo jurídico político de la anulación pone a la dirección encabezada por Miguel Vargas Maldonado en un diagnóstico de pronóstico reservado de cara a las elecciones del 2020, y máxime, en el punto de la mancuerna con Danilo Medina, en razón, intuyo yo, que revocó su decisión primogénita de escoger mediante primarias abiertas el presidente, con lo que dejaba abierto señalar este último en base a la prerrogativa de las reservas del 20%.
Esta sentencia no afecta la alianza Miguel-Danilo, de cara a la modificación del Artículo 124, ya que de acuerdo al enunciado que dicta que el Presidente o la Presidenta de la República podrá optar por un segundo período constitucional consecutivo y no podrá postularse jamás al mismo cargo ni a la Vicepresidencia de la República, dicho artículo lo inhabilita y por efecto, quien pretenda volver, deberá reunir el quórum requerido por la constitución para una asamblea revisora.
Por lo tanto, de cara a la habilitación de Danilo, esta sentencia no produce ningún efecto, por en consecuencia, los 14 diputados, por ejemplo, que corresponden al PRD de Miguel Vargas, mantienen la prerrogativa de apoyar la reelección de Danilo sin ninguna objeción legal, en el sentido, de que esos diputados fueron escogidos por las elecciones del 2016 y lo que está en juego respecto a la sentencia del TSE es lo referente a la convención del 2017.
Tampoco afecta las posiciones que disfruta Miguel Vargas en el tren gubernamental, en razón de que el presidente de acuerdo a la constitución es soberano de componer su tren administrativo.
Volviendo a la reacción del Partido Revolucionario que insinúa, que la composición de la Tribunal Superior Electoral, tiene falencia en cuanto a que algunos jueces no tienen la etiqueta académica para formar parte de dicho tribunal, debo decir que fue más allá de la prudencia, ya que también dejó entrever que las elecciones del 2020, están en amenazas con jueces como los que votaron a favor de la sentencia.
Respecto a las reacciones, posiblemente legitimas de Reinaldo Pared y la Dirección Política del PRD, -legitimas desde el punto del impacto-,como yo lo veo, recrean el muro de las lamentaciones, que proviene del hecho cuando las legiones del emperador Vespasiano, destruyeron el templo, quedando una parte del muro exterior en pie, que por decisión del General Tito, lo dejó de pie, para que los judíos tuvieran el amargo recuerdo de que Roma había vencido a Judea.
Finalmente, como dice el hecho, lo importante no es caer, sino levantarse. Ahora, cabe una pregunta, ¿Si bien es cierto que el PRD de Miguel Vargas, va por buen camino en la recomposición interna y proyecta un incremento de su desempeño electoral de cara a la elecciones del 2020, podría quedarse dicho partido llorando eternamente en el muro de las lamentaciones. Y como decía refrán en mi pueblo, a jugar de nuevo, que los billetes pelados no se confrontan!