La percepción es generalizada de que habrá un antes y un después de esta crisis que afecta todo, y particularmente la educación presencial. "Antes del COVID-19 la educación en línea o virtual era opcional, ahora es prácticamente obligatoria".

Según la Unesco, los países de todo el mundo se apresuraron a llenar el vacío con soluciones de educación a distancia. La Directora General, Audrey Azoulay, considera que la situación actual impone a los países inmensos desafíos para poder proporcionar un aprendizaje ininterrumpido a todos los niños y jóvenes de manera equitativa. Plantea, además, que más allá de la satisfacción de las necesidades inmediatas, este esfuerzo es una oportunidad para repensar la educación, ampliar el aprendizaje a distancia y hacer que los sistemas educativos sean más resistentes, abiertos e innovadores.

Por un lado, los informes resaltan que el futuro inmediato del aprendizaje electrónico se aprecia próspero, porque  está calando en todos los sectores. Pero, por el otro lado, la transformación digital de la educación requiere un cambio de paradigma en cómo entender la educación y el aprendizaje. La educación en línea responde a una lógica pedagógica que requiere un diseño de secuencias para que los estudiantes accedan a los contenidos y que la interacción sea el  modo para construir el conocimiento de forma conjunta.

Desde hace tiempo se sabe que la educación en línea tiene todas las ventajas de la modalidad virtual, y además es sincrónica, porque profesores y estudiantes coinciden en el horario debido a que emplea plataformas que permiten que las clases sean en vivo y se utilicen diversas técnicas de enseñanza como si fuera en el aula física. Por eso se la define como una modalidad de la educación a distancia, que utiliza Internet con todas sus herramientas tecnológicas de la información y la comunicación para realizar el proceso  enseñanza-aprendizaje. En términos más específicos, la educación en línea es el proceso de aprendizaje que ocurre entre profesores y alumnos en un entorno totalmente digital en dónde la tecnología y las técnicas de aprendizaje conforman el modelo educativo, para lograr así un ambiente altamente interactivo, a cualquier hora y desde cualquier lugar en el que se encuentren.

Frente a la pandemia, la educación online, como también se le denomina, se presenta como una respuesta necesaria. Para aplicarla con mayores posibilidades de éxito en las escuelas del país, se presentan estas ideas clave:

  1. Educación en línea y a distancia no son lo mismo. Esto hay que recalcarlo por lo siguiente: “Cuando la educación no es presencial, en una sala, en un lugar físico, ésta se llama a distancia, y no necesariamente en línea, porque en muchos casos no hay conexión; por lo tanto, no puede ser ‘online’. La educación a distancia busca llegar a todos, incluso a quienes no tienen conexión y ese es el gran desafío”, afirma Rodrigo López.
  2. Priorizar contenidos. Hay que asumir que la educación a distancia no va a lograr exactamente los mismos aprendizajes que la educación presencial, por tanto, hay que priorizar ciertas asignaturas y en cada una de ellas los contenidos fundamentales.
  3. Fases del proceso enseñanza-aprendizaje. Este proceso tiene al menos los componentes enseñanza, práctica y evaluación o chequeo de la comprensión. Actualmente, muchos profesores al enviar material para que sus alumnos lo trabajen, se están centrando en la práctica y es necesario abarcar las tres dimensiones para lograr el aprendizaje buscado.
  4. Las tecnologías como soporte del proceso docente. En la educación presencial las tecnologías tienen un papel complementario, siendo el profesor y el aula factores centrales. Ahora es clave tomar en serio el papel de las tecnologías de la información como soporte habitual de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Por tanto, los docentes deben desarrollar competencias digitales para incorporar varias herramientas en sus planificaciones y cambiar los modos de producir y circular saberes. Interesarse por la personalidad de sus estudiantes, sus intereses y gustos para crear contextos virtuales de aprendizaje, lo que le permitirá conectar con ellos y captar su interés.
  5. Interacción con los alumnos. La interacción no solo debe darse en sesiones en línea de manera sincrónica, sino también de manera asincrónica para conocer el avance y las dificultades, y retroalimentar los estudiantes.

6. El estímulo digital no lo es todo. Similar a la reflexión sobre el tiempo de una sesión a distancia, los estímulos que recibe el alumno de una pantalla deben ser complementados con actividades donde el estudiante pueda desarrollar habilidades manuales, de escritura, destrezas motrices, de comunicación verbal y de organización. Es importante diseñar para cada sesión diferentes momentos, principalmente cuando el tiempo es mayor de una hora docente. Si el curso tiene frecuencia diaria, considerar una o dos sesiones de la semana para que los estudiantes realicen actividades individuales o en equipo y el profesor sea solo guía o asesor.

  1. Repensar la escuela como comunidad, no solo como espacio. Enseñar y aprender desde la casa, en lugar de hacerlo en las aulas, en las bibliotecas y en los laboratorios, exige dejar de pensarla como un espacio y volver a pensarla como una comunidad.
  2. Rediseñar la educación, no solo adaptarla. La historia da cuenta de lo conservadora que han sido las instituciones educativas en general. Ese instinto de conservación es el que ha llevado, en un primer momento de esta crisis, a intentar reproducir en los entornos virtuales las mismas actividades que se desarrollan en el ámbito físico. La clave aquí es repensar y rediseñar de raíz los contenidos, priorizando experiencias de aprendizaje significativos, de investigación, de resolución de problemas, lúdicas y retadoras. Los métodos y los tiempos de la educación, incluyendo no solo los canales de participación de los estudiantes, sino su nuevo protagonismo en el escenario virtual. La planificación deberá tomar en cuenta el qué del aprendizaje, proporcionando múltiples formas de presentación y representación de la información y los contenidos. El cómo del aprendizaje, proporcionando múltiples formas de expresión y ejecución. En cuanto al porqué del aprendizaje, proporcionar múltiples formas de motivación e implicación.

Desde este enfoque se podrá atender tanto a los estudiantes que no presenten dificultades como aquellos que sí requieren más apoyos. Establecer comunicación permanente entre estudiantes, docentes y padres de familia. Brindar acompañamiento tanto a docentes como a estudiantes, cuidando de ellos para evitar desmotivación y frustración.

Impartir clases en línea requiere de un cuidadoso proceso de planificación, donde se tomen en consideración ciertos factores específicos, como se habrán dado cuenta los lectores. No es solo trasladar las actividades del aula a una plataforma o algo por el estilo, sino que esta modalidad tiene sus características particulares, por ello es necesario que se conozcan estos aspectos que ayudan a llevarlas a cabo de una manera más efectiva.