El Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte,  consideraba como el primer deber “Sed justos…”. Y es de justicia reconocer que el sistema educativo dominicano hoy cumple con los  prerrequisitos principales para su más efectivo desarrollo. El camino ha sido extenso y complicado, más de lo que se pudo cualquiera imaginar si lo vemos  a partir de la ruta que marcó el Congreso Nacional del Plan Decenal los días 2, 3 y 4 de diciembre de 1992, hace hoy más de 26 años; pero en cuanto a las condiciones o prerrequisitos el progreso es más que evidente.

No era posible aspirar a una educación de calidad para la República Dominicana sin el financiamiento adecuado, apropiadas condiciones de vida y trabajo para las maestras y maestros, una coherente legislación educativa y bien concebidos  contenidos y métodos de la educación inicial, primaria y secundaria, bases además de una buena educación universitaria.

Habiendo logrado esas precondiciones hay que ir sin dilación tras el verdadero aprendizaje, sin lo cual  deja de tener sentido todo lo logrado.

Un tema muy recurrido actualmente es el llamado “aprendizaje por competencias” y al respecto existe una confusión de fondo: se cree que con redactar todo  en términos de competencias y elaborar  registros de grados  para asegurar su implementación, es una importante contribución al aprendizaje efectivo y significativo. Y no ha sido así.

Si tomamos el concepto básico de aprendizaje por competencias fuera de todo el formalismo distractor y distorsionante quedándonos con que el  aprendizaje por competencias es el enfoque y apropiación integral y correlacionado de conocimientos, valores, actitudes y  habilidades se comprenderá, más allá de las modas que se siguen, que en todos los tiempos ese ha sido el fundamento del verdadero aprendizaje.

El conocimiento en todas sus formas es un componente muy importante; pero no más que los valores, y ambos no superiores a las actitudes y las habilidades. No se puede considerar un aprendizaje integral si hay conocimientos científicos o de otras categorías, sin ser honesto, solidario, respetuoso de las leyes, de la vida humana y la integridad de los demás; pero aun habiendo logrado conocimientos y valores, no sería un aprendizaje integral si no se aprende a gestionar una actitud ante los desafíos de la vida y las propias adversidades; pero con esos tres componentes logrados si no se desarrollan las habilidades para su aplicación práctica y creadora,   es posible que sólo eso sea ya  un obstáculo para alcanzar el éxito en la vida.

El aprendizaje efectivo y significativo es la gran tarea pendiente de la educación nacional, principal camino por construir.