Hace poco le dije a un alto empresario: “Ustedes son el motor de un sistema social del que son beneficiarios permanentes. Por tanto, la reforma del sistema político (hoy muy degradado) debería ser primer punto de su agenda pública, si quieren garantizarse otras reformas (económicas, institucionales, legales, etc.). Para eso, deberían participar en los procesos demandando representatividad empresarial, y no dejarles todos los espacios a los grupos partidistas, cada vez más ineptos y corrompidos. Si no lo hacen, su sistema se envilece y muere”. No dijo nada. Creo que no me entendió, o se hizo el pendejo. (Nada extraño).