Dos poemas escritos en columnas paralelas crean un juego de espejos. El poema “El doble Pedro, juego de espejos” desmitifica la figura de Pedro Santana. La voz de Santana declara un propósito y delata un despropósito, su doblez moral. “El extraño y su sombra” –variación del nietzscheano “El viajero y su sombra”- es el espejo de Duarte, el derecho y el revés. La voz de Duarte, que es luz y sombra, revela a ese otro Duarte desconocido.  La lectura de ambos poemas es móvil y dinámica: el poema se puede leer de varios modos, tanto horizontal como vertical.

Duarte, de Wali Vidal, de la expo colectiva “Visiones colectivas en espacios vinculados”

Pero el texto más innovador y acaso lo más sabroso del libro de Odalís Pérez es el poema-performance “Duarte frente a frente”. Escrito para ser leído en voz alta, declamado, es un retrato de Duarte en el presente. Duarte y su legado son puestos en escena frente a la actualidad. Pérez mete todo ahí y lo intercala en un discurso polifónico: el poema romántico, el juramento trinitario, el ideario y el himno duartianos, las voces de la calle, la canción popular, la jerga de hoy, el dembow estridente, la denuncia social y la crítica política… Es un texto para que lo lean también los escolares de hoy:

  • “lo demás es pura historia reverso de la historia. yo: juanpabloduarteydiez he sido violentado. alejado. ajado. embollado. tirado a la basura por la mano de un oscuro dominio. cáfila nefasta que hasta hoy domina. energúmeno silente. altera, sobreabunda en la carpeta de políticos sañudos y funámbulos. qué dolor. qué dolor. qué pena. sólo ahora me utilizan. hábiles y ávidos de cuartos. duchos en dinero mal habido. en siniestros comerciales y contables. expertos en manejos. especialistas en proyectos, soluciones escabrosas. y entonces la patria interferida. atravesada. emponzoñada violada y agredida por verdad de la mentira. por mentira de verdad. ay, coño. coñaso. supercoñaso. dice. piensa el otro en su demencia. desgraciados los que luchan por la patria. por maldita patria. emputecida. puta pervertida por los cuerpos del orden en injusta. injusta. injusta esa justicia. cómo así. dijo. he ahí la huella: cucaracha política. barrigón. comelón y traidor. humo. espanto. bestia. eructo. erecto.

ay, no.

así no é,

no”

Duarte, de José Pelletier

En realidad, para Pérez, Duarte es también sólo un pretexto, pero en otro sentido. Cree que hay que ir más allá del Duarte mítico, más allá del mito y la leyenda, más allá del paradigma. Duarte no necesita hoy más homenajes. No necesita más gloria de la que goza, ni más tributos a su memoria, ni más culto y veneración. Necesita actitudes. En la patria (o lo que de ella nos queda) degradada y envilecida por los usos y abusos del poder, Duarte demanda acciones, conductas, gestos dotados de sentido. Reclama ser profundamente interiorizado en la conciencia individual y colectiva; reclama integridad y honestidad, pulcritud en el manejo de la cosa pública y decoro en la vida privada.

Más reconocido que conocido, más citado y recitado que emulado, Duarte ha sido, es y seguirá siendo el dominicano por antonomasia, el más homenajeado, el más mencionado y respetado, y, sin embargo, también el menos seguido y el más vapuleado y puteado y asqueroseado con cada vileza y abyección nuestras. Hoy se nos antoja una figura del pasado que sólo mencionamos para fiestas patrias y que el poder manipula a su antojo. El Duarte de efemérides y escuela primaria, ese Duarte tarea-para-sacar-buena-nota, que sentimos tan lejos y tan ajeno al presente pues parece haber dejado de hablarnos, es un Duarte petrificado. Pero él anhela seguir viviendo en las mentes y los corazones de los ciudadanos de este siglo. No es homenaje lo que amerita. Lo que sí urge es restituirlo como auténtico referente moral y ético de la nación dominicana.

  • “¿no es así, cabrones? dice ¿no es así bribones? ¿entendéis, canallas desdorosos? así dice desde allá el patricio aurático. democrático. rebelde. yo obtendré la mayor recompensa. habla el expulsado. lo único que aspiro. lo repite. lo dice de cerca y desde lejos. combate cauteloso aprieta. pulsa. impulsa. mutilado el cuerpo de la patria. en la patria de la escuela nuestra patria fue forjada ¿cuál escuela, men? ¿cuál escuela? la patria me pone mala nota, men, y al calor de tu enseñanza le infundió vida sagrada. dice el poeta. qué lo qué, verdugo. mira lo que tengo que cantar para que me pongan nota y ser patriota. la gloriosa trinitaria que fundara tu heroísmo. pero qué pasa con la cátedra primera de moral y de civismo. dice. lo repite el carajete. no hay carta de sacrificio, no hay carta de amor…”.

¿Qué pasó con Duarte? ¿Qué nos dice Duarte hoy? ¿Qué tiene que decir a las nuevas generaciones de dominicanos? ¿Cómo habla a nuestras vidas y conciencias, a los que vivimos y morimos en el siglo veintiuno?