En sentido general, una reforma, del tipo que sea, se plantea como solución para modificar aspectos que se consideran deben ser corregidos porque no funcionan, resultan insatisfactorias o no se adaptan a las nuevas realidades.

Los sistemas educativos son muy complejos. De ahí que las reformas educativas son modificaciones, enmiendas o actualizaciones del sistema educativo de un país con el objetivo de mejorarlo.

Reformar la educación, de manera parcial  o total, supone ir poniendo las bases de un nuevo modelo de sociedad, apostar por un determinado modelo de ciudadana y ciudadano. Además, transformar, mejorar es totalmente necesario porque el ser humano es perfectible y con la educación ocurre lo mismo, debe ser mejorada, porque es perfectible. Pero, lo importante es determinar ¿qué cambiar de la educación? Por definición, hay que cambiar todo aquello que no funciona bien, o que se quiera mejorar, o introducir aquello nuevo en algo que funciona relativamente bien para innovar.

La propuesta curricular y la ejecución de una reforma educativa requieren de los distintos factores políticos y sociales involucrados, una seria y constructiva discusión y reflexión, pues este tipo de iniciativas tiene enormes repercusiones en el futuro del país, debido a las modificaciones que producen en los actores receptores, principalmente en estudiantes, maestros y profesores.

En los años ochenta, del siglo pasado, en distintas partes del mundo se dieron circunstancias favorables para que el constructivismo y el enfoque por competencias coincidieran en los esfuerzos por replantear los modelos educativos prevalecientes, motivados, entre otros,  por el predominio creciente del capitalismo globalizado, que en la medida que se implementaba demandaba reformas educativas a tono con sus exigencias (González, 2020).

El país, también “entendió como no pertinente un currículo diseñado exclusivamente por especialistas, desde la lógica de sus disciplinas particulares y a espaldas de las culturas y la sociedad que diagnosticó y determinó la necesidad de transformarlo” (Fundamentos del Curriculum, pp. 1-7). Así emprendió una reforma, producto del Plan Decenal de Educación 1992-2001,  iniciándose en el año escolar 1995-1996.

En el documento que sustenta esta reforma pedagógica y curricular, denominado Fundamentos del Curriculum, se afirma: a) “Este documento es, en primer lugar, el resultado de un proceso de amplias consultas […], como parte de un movimiento social por el mejoramiento de la calidad de la educación dominicana. En segundo lugar, constituye un replanteamiento de las concepciones y prácticas educativas prevalecientes en el país. Es la propuesta curricular más ambiciosa en la  historia de este siglo y se formula como reto para la acción educativa de cara al nuevo milenio”. b) “Se parte del convencimiento de que la educación y la escuela tienen un papel preponderante que cumplir en el mejoramiento de la calidad de vida de la nación dominicana y en sus esfuerzos por fortalecer la democracia”. c) El diseño curricular “establece una estrategia para la formación de sujetos democráticos y transformadores de la realidad material, social y cultural” (pp.1-5). En estos Fundamentos se indica  que se aplicó una metodología participativa para diseñar el curriculum.

En el nuevo currículo se redimensiona el trabajo en dos vertientes. La primera como un aspecto fundamental en el desarrollo integral de los educandos. La segunda,  ofreciéndoles la oportunidad de desarrollar competencias en diferentes áreas que vayan preparando a los estudiantes, desde el Nivel Inicial hasta la finalización del Nivel Medio, para insertarse de manera adecuada en el mundo del trabajo, así como afrontar  las tareas prácticas propias de la vida cotidiana (pp. 4-10).

En este diseño curricular se asume como concepto clave el de aprendizaje significativo; el cual implica actividad. Esa actividad puede ser práctica y claramente visible, o no,  pero para que haya aprendizaje significativo en la escuela, es importante que siempre  haya un componente de interiorización, que se ponga en juego y se comprometa la inteligencia. Y que se promueva la toma a conciencia respecto de todo lo que se aprende.

La segunda reforma, planteada como revisión y actualización curricular, en el mensaje de presentación a la comunidad educativa, la ministra de Educación de ese momento, Josefina Pimentel, expresa que el año escolar 2013-2014 será para “validación y retroalimentación”, antes de asumirla como definitiva. Este mensaje lo concluye así: “Se reitera que la aspiración máxima del Sistema Educativo dominicano es contribuir a la formación de seres humanos plenos, felices, íntegros; capaces de asumir permanentemente los desafíos que plantean los tiempos que coexisten, asumiendo nuevas maneras de establecer relaciones, de organizarse, de sentir, de pensar y de actuar en un contexto complejo, cambiante y retador”.

En las Bases de la Revisión y Actualización Curricular, se especifica que la “fundamentación del currículo de la educación dominicana se integran tres orientaciones: el enfoque histórico-cultural, el enfoque socio-crítico y el enfoque de  competencias. La convergencia de estos enfoques representa un enriquecimiento  conceptual en función de las teorías psicopedagógicas vigentes que intentan dar respuesta a los complejos retos educativos de estos tiempos”.

La enseñanza bajo el constructivismo se concibe como un proceso a través del cual se ayuda, apoya y dirige al estudiante en la construcción del conocimiento; se trata de ir de lo simple  a lo complejo. Por eso, la enseñanza desde este enfoque no centra su esfuerzo en los contenidos, sino en el estudiante, lo cual significa un cambio conceptual en la educación tradicional.

César Coll en su artículo: Constructivismo y educación escolar: ni hablamos siempre de lo mismo ni lo hacemos siempre de la misma perspectiva epistemológica, afirma: “Bajo la denominación genérica de constructivismo encontramos en el ámbito de la educación una gama relativamente amplia de enfoques y propuestas con marcadas diferencias entre sí” (s/f).

Por su parte, la profesora de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México, Leticia Sesento García, en: EL CONSTRUCTIVISMO Y SU APLICACIÓN EN EL AULA – Algunas consideraciones teórico-pedagógicas (2017), especifica que el constructivismo  sustituyó el llamado modelo por objetivos, que J. Gimeno Sacristán (1990) cataloga como una pedagogía eficientista, que tiene sus raíces en la industria y se convirtió en el modelo curricular en la mayoría de los países. Ahora este modelo vuelve con la educación basada en competencias, a través de las reformas educativas iniciadas en este siglo, recomendadas por organismos internacionales.

Por otra parte, hay que reconocer el gran paso de avance que significó en la calidad de los documentos curriculares que se elaboraron para la educación preuniversitaria, aunque el impacto de estas dos reformas fue exiguo en los aprendizajes de los estudiantes dominicanos y en las nuevas prácticas de enseñanza que demandaban de los docentes.  Las estrategias que se emplearon para este propósito, no produjeron los resultados esperados de mejorar la práctica de los docentes y  los aprendizajes de los estudiantes. En otras palabras, han sido dos reformas fallidas.

25 años después de la primera reforma, 7 de la segunda con presupuesto  duplicado por el 4% y con los propósitos de mejora, el COVID-19 encuentra el país con altos niveles de pobreza, servicios públicos fundamentales ineficientes o que faltan y la educación pública en situación SOS, no solo por la pandemia reciente, sino por el modelo de gestión centrado, mayormente, en aspectos administrativos, publicitarios y estadísticos. ¡La sociedad dominicana debe repensar la educación que necesita!