Las declaraciones del ministro de Economía, Planificación y Desarrollo,  de que al Gobierno le resulta prácticamente imposible atender a las demandas de los sectores que convocaron el paro general la pasada semana, fueron calificadas como inoportunas, desacertadas y de provocadoras por dirigentes del Foro Alternativo, respondiéndole con la amenaza de otro paro el próximo mes. Con sus declaraciones, tanto el ministro como el Foro Alternativo fueron imprudentes.

El sentido común indica que luego de un paro general, que concitó un apoyo que por su extensión trascendía las demandas hechas al gobierno, esas declaraciones del ministro, por la forma y momento, tenían que ser tomadas como una imprudente y desafiante cerrazón. No tomó en cuenta que en política,  momento y la forma son determinantes para tomar una decisión.

Sin embargo, el ministro decía la verdad, la errada política del gasto público de este gobierno lo ha llevado a una situación de bancarrota económica y en esa circunstancia no puede responder positivamente el pliego de demandas que sustentaba la convocatoria del paro. Pero, lo más grave es que no es sólo por falta de recursos que el gobierno se cierra a considerar las demandas formuladas, sino porque en la agenda de su principal figura no están  los temas de política social, por eso el reiterado rechazo al 4% para a la educación, una de las demandas del paro general.

Eso, mejor que nadie, lo sabe el ministro. En tal sentido, podríamos admitir que el gobierno no tiene recursos frescos para satisfacer las demandas, pero todos sabemos que buena parte de  estos se podrían obtener  recortando el ritmo de y la cuantía de la inversiones en varias mega obras, sobre todo en la construcción del Metro, eliminando la sobrevaloración en compras y construcciones, recortando la nómina de la burocracia estatal y eliminando las nominillas partidarias, eliminando las asignaciones para los barrilitos en presupuestos de las cámaras legislativas.

De igual modo, conocer y promulgar la Ley de Salarios para erradicar la distorsión salarial en la administración pública, a través de la auto asignación de salarios de lujo, limitar el despilfarro y corrupción que existe en varias instituciones del Estado, incluyendo la mayoría de los ayuntamientos (de todos los colores políticos), dejar sin efectos las arbitrarias y lujosas pensiones de algunos funcionarios de la administración pública, el reparto de los bienes públicos a conmilitones, entre otras medidas.

La exigencia de esas demandas concitaría un interés en toda la población y a ella tiene que darle respuesta no sólo el gobierno, sino todos sectores de la clase política (incluidos de oposición) que prohíjan y se benefician de la estructura corrupta y clientelar del sistema político dominicano.  Una  política de recortes de gastos le quitaría presión al gobierno, es lógico, pero no lo sacaría  del atolladero, por eso, la exigencia de las mismas constituye una forma de hacer política que aglutina, que conectaría al Foro Alternativo y a las organizaciones populares con otros sectores, además, para ganar espacio y tiempo para fortalecerse. Debe descartar la idea de realizar otro paro por más de un día y en menos de un mes, porque hasta ahí no alcanzan sus fuerzas.

Es conocido por todos que los paros o huelgas generales que se plantean por más de un día, de hecho, "mueren" en el camino, que no las aguanta el sector informal y que ellas dan pie al uso indiscriminado de violencia en los barrios, las cuales son los pobres y de ellos los niños y las mujeres los afectados, no los residentes en barrios de los sectores medios y altos.

Esa circunstancia ha afectado profundamente al movimiento popular y eso debe llevar a la búsqueda de nuevas formas de lucha y de acumulación de fuerza, como lo plantean algunos sectores de ese movimiento, conscientes de que debe evitarse todo tipo de acción que impida a  la gente tomar las calles como escenario de la actividad política.