Hemos creído oportuno invocar de nuevo nuestro artículo publicado en el 2010 sobre la problemática migratoria haitiana, el que dice:

La supervivencia de nuestra dominicanidad depende -entre otros factores- de la forma y la eficacia con que asimilemos dentro de nuestra cultura a los inmigrantes haitianos. Pero no debemos rehuir, debemos enfrentar con conciencia a una realidad que ya tenemos encima y que por falta de entendimiento y de acciones preclaras podría convertirse en un ‘terremoto’ incontrolable y fatal en el futuro cercano.

Veamos:

En su ‘Historia de la Civilización’ un gran pensador nos profetiza y aconseja:

“Si Roma no hubiese absorbido tantos individuos de sangre ajena en un período tan breve, si hubiese hecho pasar a esos recién llegados por sus escuelas en vez de por sus barrios marginales , si los hubiese tratado como hombres con innumerables virtudes potenciales, si hubiese cerrado de tanto en tanto sus puertas para poner al mismo paso la asimilación con la infiltración, acaso habría derivado de esa infusión de elementos extraños nueva vitalidad racial y literaria y tal vez habría podido seguir siendo una Roma romana”.

Y es que no se trata de la supremacía de una raza sobre la otra (acaso no somos negros) sino que se trata de una cultura que debe asimilar civilizadamente a otra, en pos de mantener su legítimo derecho a permanecer como tal.

Si no abrimos nuestras ‘fauces culturales y educativas’ y las adecuamos para que sean capaces de masticar y digerir las raciones enormes de inmigrantes que nos llegan, y si no adecuamos las raciones que nos llegan al tamaño de nuestra boca, llegará el momento que la empresa se nos hará demasiado grande, quizás imposible de poder revertirla civilizadamente; entonces seremos víctimas de una ‘indigestión cultural’ y tendremos que ceder nuestros ‘territorios culturales’ a una nueva sociedad que amenaza con empacharnos.

No se trata de una ‘batalla contra hermanos vecinos’ , no es una ‘lucha racista’, se trata de una limpia y válida batalla pacífica inteligente entre dos culturas que más temprano que tarde (quizás ya) van a chocar irremediablemente.

Pero existe un agravante que nos llama a actuar rápidamente: Los inmigrantes haitianos, aparte de permanecer en “guetos culturales barriales”, mantienen un permanente arraigo a su tierra, a su cultura, por la corta distancia que los separa de sus raíces patrias.

Evidentemente se están constituyendo en ‘sólidos focos culturales segregados’ que de no ser asimilados por nosotros acabaran ‘indigestando’ nuestra cultura… Es aquí donde estamos poniendo en riesgo nuestra ‘dominicanidad cultural’ (no territorial), es aquí donde, por ignorancia o inacción, estamos promoviendo nuestra haitianización.

Debemos entender que: ‘No somos las dos alas de un mismo pájaro…somos dos pájaros distintos’. Dos pájaros hermanos que viven en paz pero en nidos vecinos distintos. “Dos pájaros para dos nidos”, de este civilizado y justo lema no debemos sentirnos jamás avergonzados.

Ver:

http://guidoriggio.blogspot.com/2010/04/dos-pajaros-para-dos-nidos-1.html