Resulta sorprendente el desenfoque y la desinformación de personalidades internacionales que se han atrevido a hablar sobre el Plan de Regularización de extranjeros que ha llevado al país, muchos de ellos provenientes de países cuya política migratoria es cuestionable.

Uno de los que están desenfocados y revelan un profundo desconocimiento de la situación migratoria entre Haití y la República Dominicana es el Alcalde de Nueva York Bill de Blasio quien dijo de manera hiperbólica que el Plan de Regularización “es claramente un acto ilegal. Es un acto inmoral. Es un acto racista por parte del gobierno dominicano”, y que estaba sucediendo porque “estas personas (los haitianos) son negras. No puede ser aceptado”.

De Blasio incluso solicitó al gobierno dominicano a “revertir esta medida” y advirtió que muchos estadounidenses evitarán viajar a la isla si la situación no se resuelve. Esas palabras revelan que el Alcalde de Nueva York no sabe lo más mínimo de lo que ocurre en este país en materia migratoria.

El Plan de Regularización llevado a cabo por las autoridades dominicanas ha sido plausible, pero con muy poco o nada de apoyo tanto de organizaciones no gubernamentales como organismos multilaterales que han expresado en alguna ocasión sus quejas

Otro alcalde que está desenfocado es el de Montreal (Canadá), Denis Coderre, que de manera estrambótica e impensada, calificó el Plan de Regularización de Extranjeros puesto en marcha por el Gobierno dominicano como "un despojo ilegal e inmoral", y reclamó medidas inmediatas para frenar las deportaciones.

También expresó que como alcalde de Montreal, “estaba indignado por el despojo ilegal e inmoral y la deportación potencial de cientos de miles de personas de origen haitiano nacidos en la República Dominicana, entre ellos niños".

No conocemos los asesores que tienen dichos alcaldes, pero la lógica elemental indica que antes de emitir opiniones con juicios de valor tan tremendos, debieron visitar el país y empaparse por ellos mismos sobre la realidad domínico-haitiana, conversar con las autoridades, indagar y hacer relatorías, que es el protocolo recomendado para personalidades de su talla antes de emitir una opinión.

Recomendamos a ambos alcaldes también mirar la política migratoria al interior de sus países. Dudo mucho salvando la distancia que tanto Estados Unidos como Canadá tengan un Plan de Regularización aún de deportación más vigilado internacionalmente que la República Dominicana. En ambos países sus políticas migratorias han dejado mucho que desear en materia de derechos humanos.

La República Dominicana, ha invertido recursos tanto económicos como humanos para hacer que el proceso de regularización de extranjeros en situación de ilegalidad en el país llegue a buen término con una suma aproximada de dos mil millones de pesos, no así el vecino país (Haití) cuyas autoridades han dejado a sus ciudadanos a la deriva, y con un gobernante que hace poco o nada de esfuerzo por documentar a sus nacionales. Es más, Martelly prefiere invertir 952 mil dólares para traer un artista para una presentación y no otorgar recursos para dotar de identidad a sus ciudadanos.

El Plan de Regularización llevado a cabo por las autoridades dominicanas ha sido plausible, pero con muy poco o nada de apoyo tanto de organizaciones no gubernamentales como organismos multilaterales que han expresado en alguna ocasión sus quejas.

La razón de tantos ataques es que un grupo de países quiere que asumamos de manera compulsiva la asimilación de miles de ciudadanos haitianos, una pesada carga que ni aún ellos con recursos desean asumir. Debemos seguir defendiendo nuestra soberanía y el derecho a regularizar los extranjeros en nuestro territorio.