“El lenguaje es la estructura primera y última de la locura” (Michel Foucault),

Ciertos comportamientos “locos” de Donald Trump, al campo de estudio de la enfermedad mental sugiere que algunos aspectos subjetivos de su patología demencial; como son: los deseos de que ganó las elecciones, creer que los intereses de Estados Unidos están después de los de él y, las expectativas de que puede cambiar el curso de la historia y de las elecciones electorales 2020-USA presionando un Secretario de Estado para que busque donde sea 10780 votos.  O, que su vicepresidente haga coca hoy en la formalidad Constitucional del congreso de conocer resultados certificados y confirmados e irreversibles en los órganos electorales de los estados.  Hoy y ahora, el vicepresidente Pence, no tiene otra opción que    proclamar   de esta manera y no de otra, al nuevo presidente electo Joe Baden.

Con su lenguaje sin topes morales ni límites al buen juicio y la razón que debe iluminar al que gobierna con el saber, el conocer y el poder. Y, no así, con lengua de serpientes que desde los infiernos de una mente enferma sin respeto alguno por la dignidad de las esposas de sus contendientes en las primarias republicanas (2016), hasta el extremo de insinuarles como cornudas. De la candidata presidencial demócrata (2016) no escatimo esfuerzo para denigrarle cosechando los peores epítetos de un lenguaje impropio a un posible presidente de la nación, como resulto ser. Al actual presidente electo, Joe Biden, lo mínimo que le endilgó es el mote de dormilón.

Ha puesto este individuo, llamado Trump, en tela de juicio la institucionalidad, la seguridad del sistema político y electoral de Estados Unido de América, mantuvo en ascua y ocupada la justicia de Norteamérica con más de 60 procesos legales disparatados y sin fundamentos legales que perdió; ha hecho uso del chantaje y el abuso de poder contra los organismos de seguridad (CIA, FBI…), cancelado la élite de la burocracia del sistema de poder cuasi perfecta de USA de la forma más bochornosa. Se burló del protocolo del Reino Unido y al jefe de Estado de la República Popular de China lo culpó por el Virus Sarvs-2 y que ahora se verían más feo con la COVID-19. Llamó a la pandemia una gripecita, gripecita que tiene el mundo de rodilla con más de 80 millones de infectados y casi 2 millones de muertos.

Entre sus locuras más destacadas frente a la tragedia del COVID-19 está al mandar a los ciudadanos estadounidenses que no usaran mascarillas, les mando a que irrespetaran el distanciamiento aglomerándose de forma irresponsable en mítines y caravanas en favor de su candidatura, que perdió. Lo más extravagante de su locura fue inducir a todos a que se apilaran con una hartura de desinfectantes: para limpiar pisos. Rompió y se retiró de la Organización Mundial de la Salud (OMS) negando los fondos solidarios y soltando en banda el mundo, cuando el mundo más le necesitaba. Hoy ese presidente que ya se va llevó su nación a ser líder y primer país en Contagios con más de 21 Millones y cerca de 360 Mil Muertos y contando.

Hoy el Congreso de Senadores y de la Cámara  de Representantes de la  primera economía, y primera democracia capitalista del Mundo, de la nación que  propició después de las devastaciones  de la I y II Guerra mundial   los organismos de consenso y tolerancia garantes de la paz y solidaridad, se ve compelida frente a su propia crisis política e institucional que amenaza la seguridad y la paz del mundo con el desorden mental de una persona previsiblemente capaz de las acciones más descabelladas, caóticas  y demenciales, a que  libren la humanidad de un ser tan peligroso.

Mike Pence, vicepresidente USA, es objeto hoy 6 de enero en el Congreso de Norteamérica por parte del presidente que se tiene que ir, a un llamado inusual en la cultura electoral USA, a   portarse bien cuando dirija hoy un acto simple; pero, trascendental como lo es la   proclamación de investidura de Joe Baden. Este ictus mental de una persona, Trump, de quién todos sabían que no andaba bien en los rieles de su cabeza, al elegirlo y poner    al frente de esta Grande Nación, una mente descarrilada. Thomas Jefferson, los padres fundadores de Estados Unidos, John Lucke y todo el liberalismo universal, deben sentir vergüenza ajena, ante un megalómano perturbado en la forma altamente peligrosa para democracia. Esta Democracia norteamericana tomó de los mejores sistemas: de la antigua Grecia, Roma y Fenicia, la estructura, los principios y los valores más relevantes, dando lugar con ello, a una cultura y filosofía política sui géneris como la que existe en esta nación y su sueño americano.

¿Qué preocupa a Trump que lo ha obligado a usar el caos como arma de chantaje?

(1) La imposibilidad constitucionalmente de auto indultarse, (2); La nueva política del presidente Joe Biden de terminar la era de la filosofía del los indultos y perdón presidencial y (3), que no tiene más alternativa que renunciar a la presidencia entre el 10 y el 15 de enero, para recibir de su vicepresidente el perdón presidencial en su calidad de presidente en función, que es lo más probable a suceder.

Quiero concluir este trabajo con una de las reflexiones más interesantes de la literatura filosófica sobre este tema, la locura, del humanista y filósofo neerlandés Erasmo de Róterdam, en su tratado Elogio de la Locura, que cito y concluyo con el siguiente fragmento:

“Ya vuelvo a oír croar contra mí a «las ranas del Pórtico». «Nada más lamentable -dicen- que la locura, y la estulticia manifiesta o es pariente de la locura o, mejor dicho, es ya la locura misma. ¿Qué es la locura sino un extravío de la razón?» Pero éstos yerran absolutamente el camino. Vamos, pues, a desvanecer este silogismo, con el favor de las Musas” (Capítulo XXXVIII El Elogio de la Locura, Erasmo de Róterdam).