La Revolución Verde de Norman Borlaug (1960-80), puso en práctica las tecnologías y las innovaciones en la agricultura y la ganadería para aumentar la producción, tanto en países desarrollados y en vías de desarrollo -Verbigracia las maquinarias, agua de riego, fertilizantes, pesticidas, fungicidas, herbicidas, refrigeradores, etc.-, para responder a necesidades crecientes de alimentos, por un mundo en pleno apogeo de su crecimiento poblacional. Pero las consecuencias negativas al medio ambiente causadas por dichas prácticas -contaminación del agua superficial y subterránea, contaminación atmosférica, envenenamientos de la fauna, destrucción de los bosques, perturbación de flora en general y, sobreexplotación de los recursos naturales en todos los sentidos, etc.-, no fue tomado en cuenta. Sin embargo, al final de la década de 1960 e inicio de los años 1970, la comunidad científica inició los análisis y estudios de los daños inferidos al medio ambiente.
Basados en los hallazgos, los tomadores de decisiones en los países desarrollados, comenzaron a observar la falta de sostenibilidad, de las nuevas prácticas para aumentar los rendimientos en los cultivos, siendo el aumento de las temperaturas del Planeta Tierra, que dio la voz de alarma.
Dada la preocupación por el creciente deterioro del medio ambiente, se celebró en Stockholm (Suecia), la primera Conferencia sobre Human Environment (Ambiente Humano), organizada por Las Naciones Unidas, en 1972. Paralelamente, ya los científicos habían iniciado el estudio del clima, comenzando por uno de sus parámetros más relevantes y extendido, que afecta la diversidad biológica y más perceptible al ser humano: la temperatura.
Desde entonces, la comunidad científica de los países desarrollados y sus tomadores de decisiones, no han cesado de trabajar en el tema. La Ex-primer Ministro de Noruega Gro Harlem Brundtland, presidente de la Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo de las Naciones Unidas (ONU), presentó el primer Reporte OUR COMMON FUTURE sobre el tema, en 1987. Dicho informe, activó la voz de alarma a nivel global, mientras el Planeta Tierra, las temperaturas continuaban en un sostenido y peligroso aumento, provocando el derretimiento de glaciares y los cascos polares. A partir de ahí, los científicos reportaron que cada año resultaba más caliente que el anterior, y así para cada década, hoy día, dicha tendencia continúa.
El aumento de las temperaturas a nivel planetario, fue atribuido a las emisiones de gases invernadero GHG (Greenhouse Gases Emissions), donde los países más desarrollados -Verbigracia Los Estados Unidos, China, Japón, Francia, Brasil, Indonesia, etc.- son los mayores contribuidores al calentamiento global, debido al tamaño de sus economías conmensurable con las cantidades de combustibles fósiles que utilizan para sus procesos industriales, viviendas y transporte. El tema del calentamiento global, apoyado por la certeza científica de los datos estudiados por la comunidad científica internacional, es de extendida preocupación para los tomadores de decisiones del mundo, donde los pequeños y los grandes países, son co-responsables, cada uno a su medida. Esta preocupación del calentamiento global, se agrava a medida que las investigaciones, comienzan a alertar sobre sus consecuencias dramáticas y atemorizantes -Verbigracia aumento del nivel del mar, incertidumbre en el pronósticos de los eventos meteorológicos, terremotos, tornados, inundaciones, sequías, alteración de la biodiversidad, incendios forestales, incomodidad para el humano vivir y realizar sus actividades, alteración de los patrones de producción en la agricultura y sus rendimientos, la insostenibilidad de los ecosistemas marinos y terrestres.