Somos gente del mundo nuevo. Los humanos de las metrópolis. Los niños de la tecnología. Viviendo en el mundo de abundancia y en la era de progreso. No tememos tuberculosis ni temblamos por la difteria. Un resfriado común o una neumonía no va a terminar nuestra vida frágil. Además de unas ocasionales explosiones en los medios de comunicación sobre algun virus exótico, contraer enfermedades mortales no es una de nuestras preocupaciones principales. Bueno, se puede asumir que, siempre y cuando los locos que hacen campañas contra las vacunaciones obligatorias se mantengan bajo control, vamos a vivir, médicamente hablando, en un mundo relativamente seguro, donde salir de casa no plantea un riesgo mortal y donde es probable ver a nuestros hijos crecer, y a sus hijos también.
PERO. Todos estamos enfermos.
¿Y por qué no lo estaríamos? Tenemos que estudiar duro, trabajar más duro. Festejar fuerte, recuperarnos más rápido. Hacer ejercicio. Mantenernos fuerte. En forma. Firme. Rejuvenecer. Ver noticias. Entender la bolsa de valores. Tener fluidez en lenguas extranjeras. Tener opinión. O plural. Leer. Cambiar la imagen. Reajustarnos. Para el mercado. Para las nuevas tendencias. Para los nuevos tiempos. Actualizarnos. Producir. Arreglar. Mantener nuestra cabeza arriba y nuestras expectativas bajas. Sonreír. Mantenernos activos, productivos, eficaces y tiempo-eficientes. Rellenar nuestros currículos y enviar nuestras ofertas. Coordinar proyectos y auto manejarnos. Multi-tasking sin fin.
Tenemos computadoras, tablets, teléfonos inteligentes. No podemos centrarnos en ninguno por más de 10 minutos seguidos. Tenemos códigos PIN de bancos, códigos PIN de tarjetas, códigos de alarmas y números de clientes. Nuestra cabeza está girando, flexionando y lesionándose tratando de recordar todo eso y muchos más. Tenemos que ir de compras, pagar las cuentas a tiempo, responder e-mails pendientes, contestar el teléfono, reenviar mensajes por los comunicadores chat. Entregar propuestas, analizar los planes de negocio y cumplir con los horarios. Preparar platos. Hacer manicures y lasear nuestras espaldas. Conseguir nuestro sueño de belleza y nunca, nunca aparentar nuestra edad. Sin embargo, actuarla.
Tenemos que ser útiles, relevantes y apropriados. Al tiempo, en el lugar y a la demanda. Micro-gestionando, macro-gestionando y nunca aburriendo a nadie. Siendo sociales, respirar tranquilos e ir con la corriente. Leer los signos y coger el ritmo.
Siempre debemos mantener una actitud positiva pero realista. Descansar pero esforzándonos hasta el límite. Disfrutar de la vida, pero costear el mundo entero. Nunca dañar el medio ambiente pero movilizándonos con eficacia. Meditar, respetar y ser asertivos. Cultivar una buena dosis de egoísmo, pero dando, dando y dando aun más desinteresadamente, ya que nos enriquece de forma gratuita.
La vida de hecho es, como dicen, una enfermedad mortal de transmisión sexual. Al parecer también es de tipo mental.