Las mujeres dominicanas que usan anticonceptivos para la planificación de los hijos e hijas que desean tener, lo han hecho desde siempre con métodos diversos.

No obstante, en la cultura religiosa con la que más me relaciono, la Iglesia Católica, se supone que sólo debe usarse el Método de Ritmo, más esta no es la realidad que sucede. Lo cual requiere disciplina, conocimiento…Las mujeres dominicanas no obedecen este mandato. El Método del Ritmo se debería llevar tomando en cuenta los períodos de fertilidad, durante los cuales, se supone, las personas se deben abstener de tener relaciones sexuales.

Nada de esto se cumple.

Los dogmas que sostienen las jerarquías andan por un lado y las prácticas del pueblo andan por otra.

Desde mi lejano Guayubín, municipio de la Provincia de Montecristi, donde residí desde 1961 hasta 1972 era corriente escuchar a las mujeres “muy devotas” que usaban “el aparatico”, que usaban las pastillas, por ejemplo. Lo del Método del Ritmo era letra muerta. Igual en Santiago. Igual en casi todo el país.

Y ante estas contradicciones, ambigüedades, la vida sigue transcurriendo en un mundo donde el poder sobre los cuerpos de las mujeres lo ostentan hombres. y las mujeres no tienen ni voz ni voto.

También en los derechos sexuales y reproductivos, en la pareja,  es una realidad que básicamente lo asume la mujer, en la parte que se cumple.

Es parte de los saltos que tiene que dar nuestra cultura patriarcal para implicar al hombre con ese tipo de responsabilidad en lo referente a los derechos sexuales y reproductivos.

Las mujeres necesitan tener poder, ejercer poder, en igualdad, en las religiones y más en los aspectos que tengan que ver con las definiciones sobre sus cuerpos.

Es triste constatar la poca seriedad ética con la que se tratan los temas de la salud sexual y reproductiva, estableciendo un mando, una norma, que no se cumple, y que no lleva en consecuencia a cambiarla. Necesitamos más participación y poder de las mujeres en todos los aspectos de las religiones, pero el dominio sobre su cuerpo es impostergable.