Nueva York.- Esta semana el presidente Barack Obama, como orador invitado de la graduación en la academia militar de West Point, esbozará su estrategia de política exterior y defensa.  Esa es la tradición, ahí fue donde George W. Bush presentó su “doctrina” de ataques preventivos, atacar para evitar ser atacado, que justificó su invasión a Irak.

Obama tendrá que presentar su “doctrina” para suavizar la acelerada transición estadounidense a la irrelevancia, ante la nueva y poderosa alianza entre China y Rusia.

Una de las principales ventajas de Estados Unidos y Occidente durante la llamada guerra fría fue que Rusia y China nunca actuaron unidas como un bloque socialista.  Chinos y rusos se despreciaban con pasión intensa, desenfrenada. Para Pekín, Washington era un “tigre de papel”, la verdadera amenaza mundial era el “social-imperialismo soviético”. Para Moscú, los dirigentes chinos siempre fueron “falsos socialistas”.

Combinadas, las economías china y rusa mueven unos $10 trillones, la estadounidense mueve $15 trillones, pero le debe casi dos a China, creando un “balance”. Juntos, China y Rusia moverán $12 trillones; Estados Unidos $13, nadie puede retorcer el brazo de nadie, la “única superpotencia” ya no existe.

Obama articulará una “doctrina” alimentando el orgullo militar estadounidense, cargada de retórica anti-terrorista, ocultando su falta de acción en Siria, donde los muertos van por 160 mil. Intentará justificar la ineficiencia de su inteligencia, tan ocupada en el voyerismo interno que no previó el 9-11, ni la Primavera Arabe, ni la crisis de Ucrania. Y siguen siendo “los mejores del mundo”, según Hollywood.

Sobre la verdadera amenaza mundial, el cambio climático, que además genera nuevos conflictos militares, Obama hablará mucho; pero poco hará, porque el Congreso nada de eso le aprobará.

Las virtudes oratorias de Obama se pondrán a prueba otra vez, articulando su nueva doctrina de la irrelevancia.