Cuando se efectúan las fases de generación, clasificación, almacenamiento doméstico, recolección y transporte de la basura, se culmina con una Disposición Final efectiva. Ya hemos demostrado que en Santiago no se desempeña bien, ninguna de las etapas precedentes, sin embargo si hay una que funciona cruel, pésima y deplorablemente es la de “arrojar” la basura en Rafey. Todos los especialistas del tema y las experiencias visitadas por nosotros en América y Europa, subrayan que aunque el destino final de la basura es el último ciclo de un sistema efectivo, debe planificarse con mucha anticipación.
La fase de la Disposición Final de residuos es tan clave que en la especialización que realicé a finales de los ochenta en América Central en ciencias de la Epidemiología y la Higiene Pública, la AECID y OPS, contrataron como profesores de rellenos sanitarios, al mejor equipo de expertos de Costa Rica y Cuba.
Se registran 9 situaciones o tipos de destino final de la basura, desde la incineración, el vertedero a cielo abierto hasta el relleno sanitario integral. Se sabe que el relleno sanitario es el mejor método de disposición final, por eso el Consejo Estratégico (CDES) en el período 2000-2005, muy en especial Miky Lama y Juan José Batlle, actuando como directiva plantearon a la Corporación Zona Franca, un proyecto para primero, localizar una nueva ubicación del vertedero de Santiago en El Naranjo, y segundo aprovechar la vida útil de Rafey, transformando este territorio en un verdadero Relleno Sanitario.
Para el BID la Disposición Final de la basura en América Latina y el Caribe es uno de los problemas más difíciles de resolver. En muchas ciudades el relleno sanitario es el principal sistema usado para disponer de la basura de forma económica y ambientalmente segura. Se sabe que aunque el 54% de la población de América Latina cuenta con servicios de rellenos sanitarios, en República Dominicana y Santiago, no hay ningún relleno sanitario con criterios de higiene pública y sostenibilidad como se impone en este siglo XXI, época histórica de la adaptación al Cambio Climático y del control de Gases de Efecto Invernadero.
Un relleno sanitario es el mejor método de disposición final, pero se debe depositar la basura de forma organizada, clasificarla; espaciarla y apisonarla en capas, cubrir el material con una capa de tierra y aplastarla de nuevo. Además deben preverse los problemas que puedan causar los líquidos y gases producidos por efecto de la descomposición de la basura orgánica. En Santiago desplegamos el sistema semianaeróbico “Fukuoka”. Por gestión del CDES, el Ayuntamiento recibió asistencia de Japón y 5 misiones de expertos de la JICA. Matsufuji y Furusawa, doctores en ingeniería con 35 años de expertís en rellenos de Asia, inventores del método Fukuoka y gestores de alto nivel en Japón, nos validaron.
Con la crisis de la basura en Santiago que explotó a partir del año 2011, observé el jefe de la JICA enfurecido e incómodo en la primera Mesa de Cooperación que organizó el MEPyD y CDES para el apoyo internacional a Santiago. Agencias como JICA o BID tienen la virtud científica de la objetividad y su gestión no está mediada por el raterismo que caracteriza algunos inversores privados internacionales.
Lo que acontece en Santiago con Rafey además de lamentable, produce pena y vergüenza. Las 1,500 toneladas que se producen diariamente son arrojadas sin expertis técnico. El eco-parque Rafey no puede llevar más este nombre pues en los hechos son un caótico vertedero que actualmente cursa por una crisis que ha hecho casi desaparecer la inversión efectuada por el mismo Ayuntamiento y el sector privado.
La vía de acceso a Rafey se deterioró y aunque ahora se está asfaltando siempre está repleta de basura y escombros, observándose varios vertederos improvisados en la vía. Todos los pequeños camiones que acceden a Rafey no protegen su carga. La patrulla militar responsable de controlar el acceso a este territorio es parte del desorden. Se observa una situación ambiental con un aire lleno de polvos, residuos lanzados caóticamente, no hay aprisionamiento, ni formación de capas de basura, menos aún se manejan los lixiviados y gases. El personal no tiene entrenamiento y su salud es muy precaria.
Aunque se rescató el pesaje automático, no hay garantía de sostenibilidad. El acceso sin acreditación de personas a la zona genera inseguridad. Los conflictos entre la Asociación de Recicladores con más de 550 buzos organizados y la empresa que administra Rafey son constantes. El personal técnico encargado de la operación, no está uniformado, ni tiene protección, ni normas claras por lo que se generan accidentes laborales. Dante Alighieri no tendría versos en su clásico poema “La Divina Comedia” para describir este infierno que tenemos que resolver entre todos, si el Ayuntamiento así lo desea. Debemos cranear la ubicación del nuevo relleno sanitario que necesita Santiago. Se imponen soluciones para reformular el Plan Integral de Gestión de Residuos que se había elaborado, articulándolo de forma participativa, teniendo en cuenta todos los actores estratégicos del sector. En la otra seguimos.