Muchos políticos dominicanos han metido a Dios en la política. Otros más osados lo inscribieron en su partido, sin tomarse la molestia de preguntarle si se sentía cómodo en sus filas. Así lo demostró recientemente el presidente Danilo Medina, en el acto de lanzamiento de su candidatura a la presidencia de la república para los comicios del 2016.

En su discurso el Presidente Medina expresó: “Quiero agradecer a Dios por tenerme aquí. Si Dios me ha puesto aquí espero que no me deje en vergüenza y que me de una victoria contundente el próximo 15 de mayo del año 2016”.  Un ruego irreverente y soberbio.  A él no lo puso Dios allí, lo puso el comité político de su partido. A él no lo puso allí la voz reveladora de Dios, sino la voz alucinante del comité político de su partido. Y Dios no es miembro del comité político del PLD.

¡Qué bueno sería ser el candidato ungido por Dios para “obtener una victoria contundente” en el 2016! Contra Dios, nadie. Pero Dios es insobornable. El pretender validar la candidatura del Presidente Medina como un designio de Dios no es más que una manifestación de demagogia irreverente. Este tipo de demagogia podría ayudar a captar los votos del “pueblo de Dios”, pero también puede despertar la ira de Dios por el pecado de la mentira. Frente la noticia del “apoyo divino” a su candidatura, se escuchará como un salmo responsorial la voz de un pueblo hambriento de justica: “A él no lo puso Dios allí, lo puso el comité político de su partido y Dios nos es miembro del comité político del PLD. Amén”.

Los vicios, los males y los pecados políticos del gobierno y del “pueblo peledeísta” los alejan de Dios más que acercarlos. Ellos no alinearon sus agendas políticas con la agenda del bien, de la verdad y la justicia de Dios. Se autonominaron como “el pueblo elegido” y se sentaron en los primeros puestos de la mesa a comerse el pan entero mientras el pueblo de Dios sólo puede comerse las migajas. Cambiaron la ley del pueblo para hacer su propia ley. Una ley hecha a la medida para una reelección presidencial que valida muchas “vacas sagradas” que no caben en la grey de Dios.

No puede recibir la protección divina un gobierno que tolera y fomenta la corrupción, y que tiene corruptos privilegiados y con impunidad garantizada, ya sea por ceguera moral o como inversión política. Bien les vendría leer el texto: “No torcerás el derecho, no harás acepción de personas, no aceptarás sobornos, porque el soborno cierra los ojos de los sabios y corrompe las palabras de los justos” (Dt. 27,25), así como también lo que refiere el Salmo 101,7: “Mo morará en mi casa quien cometa fraude”. 

La Biblia – como fuente de enseñanzas morales para todos los tiempos- nos arroja luz para mirar y juzgar la realidad económica, social y política que vivimos hoy en el país.  Ahí está la última modificación de la Constitución, cambiada –según dice y sabe el pueblo- mediante sobornos económicos y políticos. Esto también impide la protección divina de un gobierno que trilla caminos plagados de indelicadezas y arreglos políticos pecaminosos.

La corrupción, los lujos, los barrilitos, los sueldos desbordados de funcionarios y legisladores, jueces y asociados al gobierno, las “nominillas”, los agasajos para recibir favores, los despilfarros de este gobierno -que están a la vista de todos- y que van en detrimento de la justa y urgida atención de las necesidades, precariedades y sufrimientos “del pueblo dominicano de Dios”, todo esto aleja al gobierno, al candidato y al partido en el poder de la protección divina. Como dice el dicho popular: “eso llora ante la presencia de Dios”. Y para todas las otras corrupciones de este gobierno, lo que dice el Papa Francisco: “Y si para el pecado existe el perdón, para la corrupción no”.

El Presidente Medina, en tanto candidato del PLD para las elecciones del 2016, posiblemente seguirá creyendo que está cumpliendo un “mandato divino” al repostularse. Sus seguidores y estrategas de campaña posiblemente lo presentarán como el “enviado”. Sin embargo, el “pueblo de Dios”, fortalecido por el conocimiento de la “verdad que hace libre”, demandará del candidato, del gobierno y del partido, que como Zaqueo, “le restituyan cuatro veces más a quienes han defraudado” (Lucas 19,8).

Candidato y partido caminarán de pueblo en pueblo diciendo que cumplen la voluntad de Dios “para lograr una victoria contundente en las elecciones del 2016”. Pero como se dice en Miqueas 3,4: “Entonces le pedirán auxilio al Señor pero él no les responderá, esconderá su rostro por todo lo malo que hicieron”. 

Dios no eligió al Presidente Medina “para obtener una victoria contundente en el 2016”. Lo eligió el comité político su partido. ¡Dios no es miembro del comité político del PLD!