Nueva York.- Según la revista Forbes, Fidel Castro acumuló unos $900 millones. La nieta de Raúl Castro, Vilma Rodríguez, tiene una mansión en La Habana que renta por $650 diarios, ella vive como una reina.
María Gabriela Chávez, hija de Hugo Chávez, es riquísima.
Nicole Fernández, hija del ex presidente Leonel Fernández, vive como una reina en Londres. Su hermano Omar navega en lujosos yates, y Fernández tiene lujosas oficinas en las ciudades mas caras del mundo.
Chelsea Clinton tiene un apartamento de $10.5 millones. Vilma, Nicole, Omar, María Gabriela y Chelsea nunca trabajaron, sus padres les dieron dinero que acumularon en la política.
Mike Bloomberg tenía $4,500 millones cuando lo eligieron alcalde neoyorquino, salió con $30,000 millones.
Donald Trump es presidente, Bloomberg quiere la presidencia. Los dinerócratas mataron la democracia, sus principios e ideologías, hoy sólo importa la plata, mucha plata y nada más.
Clinton creció huérfano; Chávez, hijo de maestros rurales; Fernández, hijo de un guardia y una doméstica, ninguno puede justificar la plata que sus hijos ostentan.
Ninguno resiste una auditoría.
Ellos acumularon toda su plata en la política; Bloomberg multiplicó la suya en el mismo lucrativo negocio.
Eso motivó el ingreso de Trump y Bloomberg a la política, otros súper ricos seguirán sus ejemplos.
Los empresarios nunca fingieron nada, ni dijeron que querían ayudar al prójimo ni mejorar la sociedad, su único objetivo acumular riquezas.
Como la política permite acumular tantas riquezas, lógico es que ellos quieran participar en el más lucrativo de todos los negocios posibles.
Los empresarios, es de público conocimiento, viven, respiran y suspiran para acumular dinero, los políticos dinerócratas tienen igual motivación.
Antes nos entretenían con ideologías y propuestas, ya no pierden el tiempo en eso, no hay historias, promesas, tapujos ni escrúpulos, los políticos sólo buscan mucha plata. Nada más.