El modelado de competencia hoy en día, no puede  ser sino evitar, en primer lugar, ser cegados por los logros y en consecuencia, la inercia en la organización que petrifica todo el espíritu  de  creatividad  e innovación  de que  es  capaz  una  institución, se trabe.

El valor oculto  de la excelencia organizacional ha  de convertirse como en una especie  de  resonancia  expansiva al interior  de toda la organización, para  rendir siempre un poco mas  de lo esperado,  de parte  de  cada uno  de los colaboradores. Por lo tanto, el ritmo y síndrome  de la rigidez organizacional,  deben constituirse en un paradigma  del pasado, en una rémora que hoy nos fosiliza, osifica y anquilosa, para no  dejarnos  ver el bosque en toda su dimensión.

La trampa  del éxito, basados en los logros, sin tomar  en cuenta todas las perspectivas del entorno, en función  de los nuevos  desafíos, del contexto dinámico que caracteriza  al mundo empresarial u organizacional,  es no visualizarnos con una conciencia sistémica. Es no entender que no  estamos solo; que no  basta  ser el líder en el mercado interno, sin mirar  en el horizonte  los competidores que pueden entrar y sin comprender las barreras  de salidas y las  barreras  de entradas, en  reflexiones  estratégicas  permanentes. La cultura  de la equifinalidad cobra cuerpo, en  esta tesitura.

Los esfuerzos cognitivos son necesarios;’ empero,  se requiere de algo mas. Ese más no puede ser otro que, comprender la  gestión  de nuestro impacto en los  demás. Se precisa, pues, de internalizar como  nuestro  radio emocional, nuestro volumen  de inteligencia social  se proyecta  hacia una  autoconciencia colectiva. Vale decir, hoy ameritamos  de un liderazgo inspirador, que  tenga la capacidad  de aglutinar intereses diversos, en el logro de un objetivo común.

Ese liderazgo inspirador ha  de tener la competencia, el talento para  tener el buen tino  de seleccionar  a los colaboradores  adecuados. En  gran medida, un liderazgo en el mundo  de hoy no se caracteriza necesariamente, por  sus conocimientos, sino por  esa fortaleza que lo lleva  a rodearse  del talento  humano acorde con los  retos; entendiendo que él es el Director de la orquesta. No  se  es un buen líder, haciendo alianza merced  a las debilidades  de los demás; sino afincándose en las fortalezas  de los  demás, obviando las falencias  e impulsado la excelencia. Tus colaboradores  son la expresión  de tu inteligencia y la eficacia de tus  resultados.

¡Si quieres conocer el alcance  de un buen líder; su gran espíritu y su fuerza de resonancia emocional-social, mira  a  ver cuales son sus colaboradores, sus empleados mas  cercanos!. Ello nos dice, en  gran medida  el agregado  de valor que ha  de configurarse y  desarrollarse en el seno  de  esa organización. De cómo fluyen las  ideas, los procesos, las decisiones y como  se obtienen los  resultados. Requerimos  de un liderazgo con fuertes  raíces empáticas, cuyo grado de interatuacion opere mas allá  del esquema  de la jerarquía  organizativa formal  establecida. Porque  sabemos que el estilo del líder, en  gran medida, proporcional el CLIMA POSITIVO (50% – 70%); y, éste determina  el desempeño de los empleados en alrededor  de un 30%.

La dinámica organizacional con conciencia sistémica nos  esta diciendo que  tenemos que  seleccionar directivos con visión  de futuro, aquellos que con su imaginación proyecten el presente en una perspectiva conjugada  de futuro. El futuro  es el ayer cristalizado en los albores mismos de una antorcha floreciente, cargada de esperanza.

Dirigir una organización con conciencia sistémica  es entender la ética, la justicia y el trato justo  en la  gestión  del talento humano y llevar  a cabo planes salariales  estratégicos, con  remuneraciones por  desempeño y concretizar vías expeditas para el logro  de incentivos  económicos.

En una sociedad donde el Salario Real ha disminuido  un 27% en los últimos 10 años y donde el 76.1% de los hogares dominicanos  reciben ingresos por  debajo  de los RD$19,449 Pesos y donde apenas  un 23.9 % de la población  pertenece  a la Clase Media hacia arriba, vale decir, tenemos mas pobres (40%), que  sectores medios. En una sociedad así, caracterizada por fuertes mecanismos  de  exclusión, se precisa,  de cara al futuro, de un futuro firme y sostenible, que los apologistas del MERCADO, los que tienen algo que perder, asuman la dinámica organizacional con nuevos ojos, para que no despierten tan perplejos que sus órganos  de la vista no encuentren la mirada y su oasis.