En sus 38 años de existencia, el PLD ha tenido varios grupos, o facciones, pero sin posibilidad alguna de que éstas compitiesen entre sí de manera democrática. Los liderazgos de Bosch y de Leonel Fernández han sido absolutos e incuestionables y para bien o para mal, sobre ese estilo de conducción ese partido ha mantenido una unidad eficaz a pesar de su levedad.

Despejado el factor Margarita Cedeño, con la declinatoria de esta a la  propuesta de su pre candidatura presidencial, ocurrencia que constituyó una demostración más de desparpajo, insensatez, perversidad y procacidad de algunos miembros de la clase política dominicana, que medra y corroe a todos los partidos del sistema, sigue aclarándose significativamente el camino de la candidatura presidencial a Danilo Medina.

No obstante, si bien se ha despejado significativamente el nubarrón que se ponía sobre este, aún está por verse cómo terminará la sorda lucha que los grupos de Fernández y Medina han mantenido por el control definitivo sobre el partido y que de alguna manera tanto el uno como el otro por momentos han tenido. A pesar de que Medina y su grupo han dicho que Fernández es el líder y árbitro de la organización, todos saben que en política si un líder asume el papel de árbitro está cediendo su razón de ser: ser él el poder, y este no este no es el caso.

En tal sentido,  a pesar de que Leonel calibró muy bien que no podía intentar la reelección, por el grado de repulsa que esta idea tenía en la población y a pesar que actuó con sensatez al oponerse a la idea de muchos de sus seguidores de imponer a la Cedeño, una idea peor para el partido que su deseada reelección, nada indica que se comportará como árbitro. Él y su grupo no se apartarán de la lucha por su hegemonía en el partido.

El liderazgo de Leonel se ha construido sobre la base de un pacto no escrito entre los principales dirigentes del PLD para que este partido conquiste y se mantenga el poder, por lo cual, como todos los liderazgos, el suyo ha sido fruto de una coyuntura y esta ha cambiado sustancialmente. Esta vez no pudo imponer su proyecto reeleccionista, por las graves consecuencias que ese proyecto hubiese tenido a lo interno del partido, por esas mismas razones pudo hacer fracasar el ensayo Margarita de sus seguidores.

En tal sentido, su liderazgo se ha debilitado. No es lo mismo Leonel-líder-presidente de la República-candidato presidencial, que Leonel-Presidente pero no candidato presidencial, por eso no se puede sobredimensionar el papel que pueda jugar para limitar o hacer fracasar el proyecto Danilo, luchará por mantener su hegemonía dentro del partido y esa lucha, objetivamente, dificultará la táctica electoral de este último, pero ya difícilmente las cosas serán igual que antes en el PLD.

Cierto es que no se puede descartar que Fernández y su grupo piensen en el 2016, pero no creo que sea muy consistente el argumento que esto implica que apostaría a la derrota de Danilo, porque así como para Leonel la presente coyuntura no es la misma que la del 2000, para Hipólito Mejía no es lo mismo la coyuntura del 2004 que la presente, el interés, la subjetividad que lo impulsa a ser nuevamente presidente modifica significativamente el contenido de su liderazgo y no se puede decir que esta vez no "tocará a Leonel ni con el pétalo de una rosa", en tal sentido, no está claro lo que Leonel pueda esperar de un nuevo mandato de aquel. Un acuerdo con Danilo siempre es más posible y de mayor certidumbre para su futuro que lo que pueda esperar de un nuevo mandado de Hipólito.

Lo que sí está claro es que, definitivamente, parece que en el PLD ha llegado el final de la ilusión de construir partidos sobre la base de un líder absoluto y con gente que deja la cabeza a la entrada de las salas de reuniones, ahora comienza la hora del reacomodo de los diversos grupos y de los intereses de la militancia que los integra.

La manera en cómo los principales dirigentes de esa colectividad política logren dirigir esta nueva etapa dependerá el futuro de esta, al tiempo que definirá el futuro de Leonel y de Danilo, tanto inmediato como mediato.